Según dicen nada ha cambiado. Les habíamos dado todas las directrices para provocar un cambio paradigmático en materia de seguridad pública. Les habíamos indicado el camino para erigir una policía autosustentable, transparente y racional. Sin embargo, los policías - en su gran mayoría - soportan mejor que nadie la adversidad; incluso el poder político suele pensar que soportan la miseria por temor.-
Pero, si hay algo que el policía de vocación no tiene, es miedo. Pues cuando se une, producto de que lo acorralan, encuentra una fuerza incontenible en aquel juramento tradicional, basado en el dolor de sus mayores, en el de sus muertos.-
Aunque la historia se construyó con sangre de valientes y se escribió con pluma de cobardes, todo policía sabe - en su fuero más íntimo - que unida es invencible. De ahí la importancia de la institución más temeraria del planeta.-
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Los que impulsamos el cambio seguramente no veremos los frutos. Pero nadie nos va a poder negar que hemos tirado las primeras balas. Nadie nos negará que hemos merecido otro trato y, menos aún, nadie nos podrá decir que gestionamos de tal modo nuestros miedos que nunca nos congelamos ante la adversidad.-
Tal vez, con otra templanza, con otra paciencia, pero sabido es que la crisis genera el momento de que llegue alguien a golpear un pecho para despertar al valiente, que escuche con vehemencia "Usted es policía, usted es importante". Seguramente va a ser así, pues gota a gota al fin y al cabo la roca se rompe.-