Un sistema estadístico informatizado. Poderoso instrumento otorgado a cada jefe de unidad operativa local y cada patrulla que se desplaza en el territorio, que les permite contar con información actualizada on line. Relacionada con la distribución geográfica de los eventos relevantes, zonas vulnerables, frecuencias, incidentes, quejas de los vecinos, etc. El sistema admite la consulta a través de microcomputadoras instaladas en los distintos patrulleros. Antes de la intervención del nuevo sistema, se hubo de realizar un mapa del delito, en el que se detectaban las debilidades y oportunidades que le imponía el medio. Esa cartografía inicial, suerte de diagnostico interno y externo. Que se actualiza permanentemente merced a la inserción del citado sistema informático, le permite al sistema realizar una evaluación constante de la labor policial.
Reforma organizacional y
control interno
Se aplica un modelo de
control interno, basado en teorías del management sobre el "re-engineering"
de la empresa (asociadas a los nombres de Michael Hammer y James Champy) y
de la "gestión por objetivos". Bratton realiza una serie de reformas
organizacionales, no obstante, la primera medida tomada fue una depuración
en los niveles de la alta conducción. Se dejó fuera de servicio aproximadamente
a las tres cuartas partes de los jefes de unidades operativas.
Ello ante el hecho de que se había detectado que el narcotráfico se
desarrollaba en connivencia con dichos
funcionarios. La estructura se
descentraliza, se re distribuyen las responsabilidades, en los nuevos jefes de
unidades operativas, que tras la depuración enunciada no superaban un promedio
de edad de 40 años. Se
introducen nuevas formas de rendición de cuentas. A los jefes de las distintas
seccionales, se les asigna la
responsabilidad por los estallidos de criminalidad de su zona y se les exigen
explicaciones sobre éstos, en las
reuniones estratégicas que tienen con sus superiores. Tales encuentros se producen
dos veces por semana;
en implican un método de rendición confrontacional de cuentas. Es
decir que se produce la descentralización del mando y de la responsabilidad
funcional hasta las cabezas de los Jefes de Comisarías o Seccionales. El criterio de evaluación
de cada unidad operativa, se basa en la reducción de la estadística. En tal
inteligencia cada dependencia policial, se convierte en un centro de “ganancia” que
consiste en la disminución de los guarismos constitutivos de la estadística anterior
de delitos consignados. El propio Bratton aseveraba "Estoy dispuesto a comparar mi staff de dirección
con la de cualquiera de las empresas de la lista Fortune 500","¿Pueden
imaginarse a un banquero que no estudie sus cuentas todos los días?"
El nuevo sistema realizó
una gleba de 12000 nuevos agentes. Que pasaron a engrosar un numerario que ya
ascendía a los 36000 funcionarios. Se sostiene que la inversión en la implementación
de este diseño, implicó en un quinquenio,
un aumento del presupuesto policial que alcanzó la suma de dos mil seiscientos
millones de dólares. Un incremento del 40 %.
Más allá de las
estadísticas enunciadas, una multiplicidad posterior de estudios e
investigaciones, ponen de manifiesto que no todo es mérito del diseño
preventivo impuesto por la dupla Giuliani – Bratton. Sino que los índices se
redujeron por otras razones. Entre las que se destaca que:
- Los índices delictivos venían en descenso en Norte
América desde el 1990. El
sistema se establece hacia el 1994, cuando la tendencia en baja era firme.
- Que tales descensos pueden obedecer al incremento del
personal citado, o
las reformas estructurales y organizacionales enunciadas.
- Cabe agregar también que en forma concomitante Nueva
York se vio favorecida por las políticas de pleno empleo de la presidencia de
Bill Clinton.
Otros se animan a declarar que la medida mas relevante en materia de seguridad que se tomó en Estado Unidos, opera hacia el 1973, momento en que la Suprema Corte de Justicia legaliza el aborto. Levis y Dubner en “Freakonomics”
[13] dan cuenta del impacto positivo, pues señalan que tal medida redundó en que no se diera a luz a más de 37 millones de niños no deseados, evitando que estos, por una multiplicidad de causas concomitantes engrosaran las filas de los eventuales delincuentes.
Por su parte Linder,
da cuenta de la baja demográfica en los grupos de riesgo. Lo propio señala
Crawford, quien agrega el hecho de que en tal momento también se diluye la
epidemia de la cocaína crack “…En esta época también se diluyó la
epidemia de la cocaína crack que había impulsado este aumento en el delito y un
envejecimiento general de la población que tuvo como consecuencia la existencia
de una cantidad menor de varones en la última etapa de la adolescencia (un
grupo etáreo con una participación en delitos desproporcionadamente alta en
comparación con los demás)…” Es decir que tal vez el eslogan de W. Bratton no sea
del todo tan exacto, cuando exclamaba, “… ¡el delito ha descendido, échele la
culpa a la policía!”.
Sino que es preciso realizar un análisis más meticuloso, máxime si se atiende a
que el modelo fue vendido por Giuliani en México y este no ha prosperado, que
Bratton se hizo cargo de la Policía de Los Ángeles y que no ha reproducido el
éxito neoyorquino. Se suele apuntar también que el diseño no se ha
convertido en el modelo a emular en Estados Unidos, sino que Policías como las
de San Diegoo la de Boston,
en un mismo lapso considerado, aplicando las tácticas de la community policing, han obtenido ostensibles bajas en los índices
de criminalidad, sin contar con los recursos, la cantidad de efectivos ni los
efectos colaterales que ha traído aparejada la aplicación de la estrategia en
cuestión. . No
obstante, la mayoría de las policías estadounidenses siguen las
directrices de las formulas californiana y bostoniana,
y eluden la aplicación de las prácticas de Tolerancia Cero. Las críticas
Resultan innumerables la cantidad de detenciones, de denuncias de abuso y violencia policial, que ha llevado a Adam Crawford, a señalar que un sistema reactivo y confrontativo de esta naturaleza, no constituye un modelo recomendable para ser aplicado en Gran Bretaña. Pues en lugar de dar solución a los delitos graves, puede lesionar gravemente la confianza social y la eficacia que tal policía ha logrado. Por su parte también se destaca que, si bien hay plena conciencia en los altos mandos del sistema policial británico, pareciera ser que no existe tal conocimiento en la esfera política.
[22]Después de todo (agrega el
autor citado) “… fue la aplicación de una estrategia policial similar, la Swamp
'81, la que desembocó en los disturbios de Brixton en 1981 y
es de este tipo de modelos que ha buscado alejarse la actuación policial…” Un estudio estadístico del uso de la técnica del "stop
and frisk"(medida característica
de este sistema, consistente en controlar, detener y en caso necesario someter
a cacheo en la vía publica a cualquier persona razonablemente sospechosa de un
delito) pone de manifiesto que estas practicas en un cincuenta por ciento se
llevan a cabo sobre la población negra. Que el sesenta y tres por ciento de los
individuos controlados por la Unidad de Lucha contra los Delitos Callejeros también
son de dicha extracción. Que tales prácticas son realizadas con preferencia en
los barrios afroamericanos y latinos. Además del hecho de que el 40 por ciento
de los arrestos carece de justificación legal.
“…En realidad, criminólogos, juristas y jefes
de policía coinciden en la idea de que el feudo de Rudolph Giuliani pagó un
pesado tributo financiero y cívico por la baja de la criminalidad: elevación
masiva del presupuesto y el número de efectivos de las fuerzas del orden,
escalada de las denuncias por abuso y violencias policiales, crecimiento
continuo de la cantidad de personas detenidas y encarceladas, desconfianza y
temor crecientes de la población de los barrios pobres y notable deterioro de
las relaciones entre la comunidad afroamericana (e hispanoparlante) y la
policía, a punto tal que el reverendo Calvin Butts, que dirige la principal
iglesia bautista de Harlem, corazón del Nueva York negro, osó tratar
públicamente al alcalde Giuliani de "racista que está creando un Estado
fascista"…”
Se han dado casos
resonantes que han puesto de manifiesto los extremos a los que pueden llegar
estrategias de esta naturaleza los casos “Diallo” y
“Louima”
son claros ejemplos. Así mismo los excesos de la Unidad de Lucha contra
los Delitos Callejeros (Street Crime Unit) dan cuenta de la agresividad y la
selectividad del sistema. Prevención
En un horizonte temporal,
ante la eventual comisión de conductas tipificadas como “delito” se pone de
manifiesto la existencia de dos momentos. Que indican la prevención y la
represión de los hechos delictivos. La primera en consecuencia opera ex-ante en
tanto que la segunda lo hace ex – post, es decir ante el hecho consumado que
pone en funcionamiento el aparato punitivo.
Tal como lo indica Baratta
y la historia misma, el sistema devino incapaz de cumplir con sus funciones
declaradas. Todos sus frentes devienen ineficaces, en el sentido de la
construcción de sociedades más justas, pues sin dudas, logra sus objetivos mayores, contribuye
cotidianamente con su cuota que permite la reproducción sistémica del poder
hegemónico que lo ha obtenido.
Señala Baratta que ¨… La
legitimación instrumental de los sistemas punitivos ha llegado en efecto, a una
crisis irreversible. La función de prevención especial positiva
(resocialización del infractor), la general positiva (la afirmación simbólica
de la validez de las normas que favorecen el proceso de integración social) ,
la prevención general negativa
(disuasión de potenciales infractores), la prevención especial negativa
sostenida, especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica, en sus formas
complementarias, la neutralización del infractor (incapacitation) y la
intimidación específica (specific deterrence)…”
Si bien el concepto de
prevención policial, es tan viejo como la historia misma de la policía. Se
suele señalar que hacia el 1829 en
tiempos de la ‘nueva policía’: del Primer ministro Peel y sus dos primeros
Comisionados de la Policía Metropolitana, Rowan y Mayne. Ponían de manifiesto
el rol preponderante de la prevención. Esta representaba su función principal.
No obstante, Sir Peel entendía que la prevención era “…una presencia
altamente visible de patrullas de oficiales uniformados, mínimamente armados y
dotados de poderes legales limitados que se aproximaban a los de los
ciudadanos. Se creía que los efectos preventivos derivaban de la autoridad y el
orden que esa forma de trabajo policial impondría. Reiner ha llamado a esto la
función de ‘espantapájaros’ de patrullas regulares uniformadas.
Ese rol central fue
decayendo. La asociación de la prevención con los recorridos ociosos, la
desvalorización de “rondines” o “recorridas” a pie, que además era considerada una actividad de
aprendices y sumado la dificultad de
medir sus resultados. Provocó que estas ideas se fueran manteniendo en el
tiempo, hasta considerarse que la prevención en definitiva era la disuasión que
el sistema de la justicia penal realizaba considerado en su totalidad. Hasta los
momentos en que comienza a acentuarse la caída del Estado de Bienestar, en que
empieza a operar una suerte de renacimiento de los conceptos de prevención.
Como una batería de recursos de naturaleza extra – penal.
No existe un acuerdo unívoco
en cuanto a la definición de “prevención del delito”, dada la ambigüedad y la vaguedad del campo de
referencia semántica del concepto mismo. Se destaca que, a la hora de elaborar
una definición o al emplear una táctica de prevención, necesariamente se parte
de ciertos presupuestos, relacionados con el concepto criminológico que se
tiene de delito, de la criminología, de las causas de delito y de la realidad
criminal. Así mismo es preciso incardinar estas prácticas conforme a los
principios que nutren axiológicamente el ordenamiento jurídico en el que se
desarrolla y debe ser adecuado al concepto mismo de seguridad que se predique.
Pese a ello, cierta
definición esbozada por Van Dijk, resulta útil dado que la separa del sistema
penal ampliándola de modo conveniente "la totalidad de las políticas,
medidas y técnicas, fuera de los límites del sistema de justicia penal, que
tienen por objeto la reducción de los distintos tipos de daño causado por actos
definidos como criminales por el estado."
Las tácticas mas empleadas
han sido las “situacionales” y las “sociales”. No obstante, se suele agregar las
denominadas tácticas comunitarias. Máximo Sozzo, distingue tres tipos de
tácticas de prevención, (situacional – ambiental, comunitaria y social) las que seguidamente se analizan.
Táctica Situacional y Ambiental
Surgida hacia el 1980 en Inglaterra estrechamente vinculada al trabajo elaborado por el Home Office, como un programa cuyo objetivo central estriba en la reducción de oportunidades para la realización de los delitos.
Son
el resultado de políticas de cuño neoliberal. Consisten en sentido lato, en
incrementar los riesgos de detención y detección de los potenciales
delincuentes. Estos modelos de intervención encuentran sustento científico en
la teoría de la Elección Racional, el Designing out crime, el espacio
defendible, las teorías de las actividades rutinarias o de la vida cotidiana,
etc.
La teoría de la elección
racional:
Supone
la hipótesis de un delincuente racional, calculador, tal como lo entendían
Becaria y Betham. Son en definitivas corrientes utilitaristas. Se sostiene que
el eventual delincuente realiza un cálculo de costos y beneficios. Es decir que
pondera los riesgos que se corren y las ventajas que puede lograr. A raíz de
ello, la prevención, debe tener la
finalidad de alterar el proceso de toma
de decisiones, así aumentará los riesgos del eventual transgresor y evitará
todo tipo de ventajas que este pueda obtener.
El diseño arquitectónico para excluir la
criminalidad
El
“Designing out crime¨, implica relacionar
la criminalidad con el diseño arquitectónico, el desarrollo ambiental o urbano,
Oscar Newman, uno de sus mentores introduce el concepto de “defensible space” o
espacio defendible, como el modelo de
ambientes de viviendas populares que inhiben el delito, al ser expresión física
de una comunidad que se defiende a sí misma. El buen diseño puede despertar
sentimientos de territorialidad comunidad, de compromiso y responsabilidad en
los residentes, para su posterior mantenimiento y cuidado. Generando una forma
de control social local.
- Territorialidad: implica la definición del espacio que delimita las áreas de control mediante la subdivisión de los lugares en ‘zonas de influencia territorial’. Parte de esto es, claramente, la delimitación del espacio en público o privado. Esto sirve para desalentar a los extraños de modo que no ingresen y alentar a los residentes para que defiendan sus áreas.
- Vigilancia:
el
diseño de edificios de modo que permitan la fácil observación de áreas
territoriales. Esto brinda a los residentes y a sus agentes oportunidades para
vigilar.
- Imagen:
el
diseño de edificios para evitar los estigmas del particularismo y la sensación
de vulnerabilidad, que se nota especialmente
en los complejos masivos de viviendas sociales.
- Medio
ambiente: la yuxtaposición de complejos de viviendas sociales con
‘zonas seguras’ en áreas adyacentes y, contrariamente, la ubicación de
desarrollos fuera de las áreas que proveen una amenaza continua.
Las actividades rutinarias o de la vida cotidiana
Mediante la teoría de las actividades rutinarias, se pretende arribar a una explicación causal del crimen, pues considera ciertos elementos necesarios para su producción, un predador, un blanco y la ausencia de un guardián. La ciudad aparece como un escenario que estimula la producción delictiva, pues su rutina facilita la coexistencia y combinación de los elementos señalados.
“…Felson
sugiere ‘cuatro pasos para desalentar la delincuencia’ vinculados con distintos
niveles de responsabilidad: personal, asignado, difuso y general. La disuasión
personal es responsabilidad de la familia y los amigos; la disuasión asignada
es responsabilidad de los empleados para hacerlo, tales como los oficiales de
policía; la disuasión difusa es responsabilidad de personas empleadas, pero no
asignadas a una tarea específica, tales como un maestro de escuela; y la
disuasión general es responsabilidad de personas no pagadas que no tienen un
vínculo personal o tarea ocupacional designada, tales como extraños y otros
ciudadanos…”.
“…La
teoría de la actividad rutinaria es parte de una convergencia más amplia de
ideas en torno a los atributos espaciales y situacionales de los delitos y
varios comentaristas han intentado desarrollar vínculos entre las actividades
de rutina y la teoría de la elección racional de Clarke (Felson 1986; Clarke y
Felson 1993). Esto ha hecho que se preste una considerable atención preventiva
a la relación entre los lugares – su diseño, su medio ambiente y arquitectura –
y los delitos. Ha hecho que los comentaristas reflexionaran sobre por qué
ciertos lugares experimentan niveles especialmente altos de incidentes
delictivos y si hay algo en algunos lugares particulares que atrae al delito…”.
El desplazamiento:
En definitiva, el problema mayor se halla constituido por el desplazamiento de la actividad criminal, dado que si bien se lo desplaza el crimen se redirecciona, y los efectos de estos corrimientos deben ser afrontados por las políticas publicas, se han producido, sin solución total una multiplicidad de debates al respecto y teorizaciones al respecto.
“Bennett y
Wright (1984) han sostenido que el desplazamiento es un ‘proceso psicológico a
corto plazo que tiene lugar cuando se cometen delitos alternativos después de
que se impide a un delincuente delinquir contra su objetivo original. El desplazamiento
puede tomar varias formas diferentes (Repetto 1976; Hakim y Rengert 1981):
• El desplazamiento espacial o geográfico, cuando el mismo delito se comete en un
lugar diferente
• El desplazamiento temporal implica que el mismo delito se cometa contra
el mismo objetivo en un momento distinto
• El desplazamiento táctico implica que el mismo delito se cometa contra
el mismo objetivo, pero de manera diferente o por medios diferentes
• El desplazamiento de objetivo se da cuando se comete el mismo tipo de
delito, pero se escoge un nuevo objetivo en lugar del original (por ejemplo, pasar de robar oficinas de correos a robar bancos)
• El desplazamiento de tipo de delito se da cuando hay un cambio en la
naturaleza de las actividades delictivas pasándose del tipo de delito propuesto
originalmente a otro tipo (por ejemplo, pasar de robar oficinas de correos a
asaltar personas en la calle)
Mar y
Pease (1990: 279) sugieren otra forma de desplazamiento que llaman desplazamiento de perpetrador, forma que se daría cuando un delito es
tan lucrativo que nuevos delincuentes llenan el vacío dejado por la remoción de
un perpetrador preexistente. Utilizan como ejemplo a las ‘mulas’ del
narcotráfico, cuya oferta parece renovarse sin que jamás se agote. Para
complicar aún más el panorama, las formas antes mencionadas de desplazamiento
pueden darse simultáneamente.
El desplazamiento maligno implica un cambio hacia delitos más graves
o hacia delitos que tendrán peores consecuencias
• el desplazamiento benigno tiene lugar cuando se comete un delito menos
grave o un acto no-criminal (denominado con frecuencia ‘desistimiento’) o se
comete un acto de similar gravedad contra una víctima para la cual (o en un
lugar en que) el acto tiene consecuencias menos graves…”
Máximo Sozzo cita una serie de mecanismos de intervención ¨…Intervención Orientada a los Ofensores: El Uso de Circuitos Cerrados de Televisión en Estacionamientos de Autos. Intervención Orientada a la Comunidad/Vecindario: “Designing out” la Prostitución. Intervención Orientada a la Víctima: el Proyecto Kirkholt de Reducción de la Victimización Repetida en Robos en Casas/Apartamentos.
[36]Más
allá de las incongruencias epistémicas de las teorías que le dan sustento, dado
su carácter ahistórico y avalorativo. No pueden superar la crítica del
desplazamiento merced a la intervención. La que a partir de ese corrimiento
provoca el beneficio de un sector en desmedro de otro. Es decir que solo
lograría el emplazamiento del crimen. No obstante, sin dudas deviene funcional
al modelo que defiende y en virtud del cual el poder lo impone. Pues es
altamente selectivo, pues no tiene incidencia en la criminalidad privada, dado
que se aboca a los espacios públicos, tampoco incide en los delitos de la
esfera privada (el hogar), ni hablar de los delitos económicos, crimen
organizado o delitos de autoridad.
. La crítica con razón se proyecta a la estrecha relación con los intereses de
la industria de la seguridad, promueve la exclusión, atenta contra las
garantías constitucionales, etc. Táctica Comunitaria
Pavarini hace referencia a estas como “prevención a través de la participación situacional”, mientras que Crawford la incluye dentro del conjunto más amplio de la “prevención social y comunitaria”. Sostiene Sozzo que, en sentido estricto se encuentra muy vinculada a las premisas teóricas de la táctica social, ya que se imagina como una forma de pensar y actuar sobre las causas del delito –una diferencia importante con respecto a la prevención situacional y ambiental.
Esta
concibe a la comunidad como una dualidad, objeto y actor. En virtud de ello los
habitantes tienen valores en común, y se
predisponen a reconstruir el control social de su territorio. Mediante la
intervención de tácticas situacionales ambientales, con el fundamento teórico
propiciado por las teorías de la elección racional y las actividades
rutinarias.
Los modelos de Movilización de los Individuos y
los Recursos
La comunidad desarrolla un rol doble, al mismo tiempo que aparece como blanco, también opera como vía de intervención. Se sostiene que la comunidad se convierte en la forjadora de su propio destino, dejando de lado su actitud pasiva, recuperando su autonomía, merced a su capacidad de gestión. En función de ello a fin de lograr la autogestión de su propia seguridad debe movilizar individuos o recursos para ello.
La organización comunitaria
La
organización comunitaria, entiende al delito como producto del fracaso de la
vida comunitaria. Una frustración. Ciertas teorías ecológicas, sostienen que
aparece ante la frustración de los procesos de socialización. Las medidas
apuntan a la generación de espacios solidarios que reconstruyan el tejido
comunitario perdido. A partir de diversos programas recreativos, deportivos,
educacionales, sobre las áreas y grupos afectados.
El Involucramiento de los
Residentes:
Consisten en una suerte de neo contractualismo, la agencia policial resigna gran parte de sus facultades ante la comunidad. ¨…Se trata de las ideas en torno a la “orientación a la resolución de problemas”. Las comunidades locales tienen particularidades irreductibles, por lo que sólo ellas mismas pueden definir cuales son sus propias necesidades y problemas. El involucramiento de los residentes en la actividad preventiva permite habilitar un flujo de información, desde la comunidad local a los actores encargados de brindar el servicio público, principalmente, la institución policial. De esta forma la institución policial puede cambiar sus formas de pensar y actuar de acuerdo a las demandas de la comunidad. Se apunta a la producción de una relación de confianza y cooperación entre la institución policial y el vecindario, en el marco de la descentralización de la toma de decisiones y la prestación de los servicios, en las estructuras estatales.
[38] Las Instituciones Intermedias
Se trata de entidades civiles capaces de regular comportamientos. Con ciertas facultades para ello. Son creaciones basadas en las teorías de la Escuela de Chicago. Pero con la diferencia que ahora, ya no reivindica estos espacios como agentes socializadores, sino que vienen con mayores facultades, que les permitiría actuar directamente en el control de las conductas desviadas. Aparece como una herramienta que apunta a la autogestión de la seguridad, a la autorregulación de la comunidad local.
En los últimos tiempos van
apareciendo una multiplicidad de instituciones, que van adquiriendo
gradualmente mayores facultades y que, si bien no actúan junto a la agencia
policial, el estado las fomenta y les confiere su apoyo.
Ejemplos de estas
instituciones intermedias son: los programas de mediación comunitaria, las
diversas formas de “private policing” (“patrullas ciudadanas”, “guardias de
agencias de seguridad privadas”, “grupos de vigilantes”), etc. Es interesante
que esta revitalización de las instituciones intermedias surja exactamente
cuando las mismas en casi todos los otros ámbitos de la vida social en el mundo
anglosajón están desapareciendo.
Cabe apuntar que todas las
tácticas enunciadas, han surgido con la caída del Welfare State, y el transito
a un modelo de capitalismo que se ha erigido triunfante sobre las ruinas del estado
de bienestar. Ante el hecho del transito de un estado que hace todo a otro que
no hace nada, nada mas que garantizar la mano invisible del mercado. Junto al proceso
de globalización, redundó en una nueva relación estado-mercado. Donde el
primero en la mayoría de los casos se halla subordinado a una economía global,
que en realidad hoy posee el poder real. El estado que lo ha perdido hoy solo cuenta con un poder simbólico. Esta
supremacía del poder económico Ha provocado la pérdida del poder de los Estados,
que en la medida en que se va replegando, en función del desmantelamiento de
los otrora estados benefactores, van perdiendo capacidad para responder a las
demandas de la sociedad.
Sozzo,
enumera las distintas técnicas de intervención, las que si bien no resisten crítica
alguna. Son el resultado de esta estructura de dominación, de ribetes salvajes,
que por cierto hacen irrealizable aquel programa de ¨... Derechos humanos…¨ que
deberían orientar cualquier sistema de seguridad.
Técnicas de Intervención.
1) Mediación Comunitaria:
Esta técnica de
intervención parte de la base de recuperar el control de los propios conflictos
por parte de las comunidades. Los mismos se concibe que han sido
tradicionalmente expropiados por el sistema de justicia, a través de sus
profesionales, relegando a las partes involucradas al papel de meros
observadores. Se trata de que las partes tengan un papel preponderante en la
resolución de sus disputas Es muy difícil construir una evaluación de este tipo
de técnica de intervención en cuanto a su impacto sobre el delito y el miedo al
delito. Las evidencias empíricas demuestran un alto nivel de satisfacción de
aquellos que participaron en los procesos de mediación, sin embargo, también
demuestra que el impacto de la mediación comunitaria en la comunidad es
marginal ya que sólo un grupo de “privilegiados” ingresa voluntariamente en
este tipo de esquemas y no los vecinos en general.
2) “Community Policing”:
Señala Lolita Aniyar de
Castro
que el padre de la “Community Policing” fue Trojanovicz para este, implicaba un
nuevo contrato entre la policía y la comunidad a la que sirve, la comunidad, se
piensa, tiene el derecho de influir en el proceso policial. Consiste en una
serie de tácticas diferentes a las tradicionales, no requiere ser llamada, sino
que siempre está presente escuchando las prioridades de la gente participándola
en la gestión de la seguridad. Es el modelo antitético al diseño clásico
policial francés, tiene una esencia
menos vertical y más democrática, que la presenta como más confiable en los
niveles territoriales.
3)
“Neighbourhood Watch”:
Este
tipo de técnica de intervención está muy vinculada al “community policing” y se
ha desarrollado fundamentalmente a partir de la década del 80 en Gran Bretaña y
EE.UU. Se trata de una forma de involucrar a los miembros de la comunidad
local, impulsada y asistida por la institución policial, como una forma de
colaboración con la actividad policial. Los objetivos del NW apuntan, por un
lado, a la reducción de los delitos “oportunistas”, de los robos en casas y
apartamentos y los robos de vehículos; y por el otro, a la reducción del miedo
al delito, desarrollando en la comunidad local una conciencia sobre la
prevención del delito y un mejoramiento de los mecanismos de seguridad
doméstica.
En líneas generales importa
facilitar el contacto entre el público y la policía y mejorar su relación. El
NW implica básicamente una actividad de vigilancia de los vecinos del propio
territorio que habitan y un canal ágil de información con respecto a la
institución policial.
Un complemento de los NW
son las “patrullas ciudadanas”. El problema más importante de este derivado del
NW es la cuestión de la legitimidad y la responsabilidad: sus facultades no
están legalmente establecidas como las de la policía pública, y a diferencia de
ella, los SW y las patrullas ciudadanas no reciben entrenamiento ni son
controlados de ninguna manera por su accionar, ¿ante quién serían responsables?
El riesgo de que se desarrollen en un sentido represivo está siempre latente
(Aniyar de Castro, L., 1998; Pavarini, 1994).
Táctica Social
Esta táctica compite
constantemente en el mundo anglosajón con las tácticas anteriores, en tanto que
en Francia aparece como el eje central de este tipo de políticas. No obstante, en el primero en estos últimos tiempos se van imponiendo las tácticas
situacionales, en desmedro de las sociales, dadas las características del
diseño neo liberal.
Mundo Anglosajón
Si bien ostenta resabios
positivistas más morigerados. Resulta también de una teoría determinista que
como todas ellas devienen ahistóricas y avalorativas. Se sostiene una suerte de determinismo social, donde la
criminalidad es el efecto de la pobreza, la falta de educación, fallas en la
socialización, falta de conformismo. Entonces atacando las causas se reduce la
criminalidad. Trabajando en ciertos grupos considerados criminógenos, se
produce una reducción del delito.
Esta táctica de prevención
del delito tiene residuos positivistas que solía señalar a la “reforma social”
como un instrumento de la prevención ante-delictum, ya que la criminalidad se
reconocía como efecto de aquellas fallas señaladas. A partir de la intervención
de ciertas políticas de naturaleza económica tales como el aumento de salarios,
reducir la desocupación, mayor educación, etc. se obtendrá una menor delincuencia.
¨…Se trata, de la táctica
contemporánea de prevención del delito que más se liga al pasado y la única que
preexiste, sin dudas, al momento del “cambio paradigmático” de los años 80. Como
táctica de prevención del delito está difundida en horizontes culturales muy
diferentes y en el marco de la “crisis del Estado Social” se reconstruye de
diferentes maneras de acuerdo a las contingencias y a las circunstancias de
cada contexto…¨
Aparecen dos teorías
fundamentales, la teoría del control y la de la anomia de Merton. La primera,
cuyo objeto se centra en causas psico - sociales en función de las cuales los
hombres delinquen. La “control theory” de Hirshi, entiende que el delito es el
producto de un defecto de socialización. Ha fallado la escuela o el hogar, en
lo que refiere a los procesos de socialización, en virtud de ello es preciso
reforzarlos. Se adhiere a este grupo la teoría de las subculturas de Cohen.
Las críticas a estas teorías
se centran especialmente en la negación del conflicto, ahistoricidad, a
valoratividad y sin dudas en sus pretensiones de universal validez.
En cuanto respecta a las
técnicas de intervención estas se proyectan con predilección a los potenciales
ofensores, ¨…mediante dispositivos institucionales de ejecución penal en torno
a los ideales de la resocialización, la rehabilitación social o la
reintegración…¨ sin constituir, muchas veces mecanismos extrapenales de
prevención. No obstante, otro tipo de intervención que arbitran apuntan a los
grupos de riesgo, identificando mediante programas de investigación fáctica,
los factores que introducen a los jóvenes en carrera criminales.
¨…En la primera operación
se ha avanzado sobretodo a partir de la década del 60, generándose cada vez
mayor cantidad de “factores de riesgo” que se suman a la lista, apoyados
siempre en la investigación empírica sobre “persistent young offenders”. Pueden
ser agrupados en: el género, la personalidad y los comportamientos individuales
(comportamiento hiperactivo, impulsividad, etc), las influencias familiares (la
pobreza familiar, familias de un solo progenitor, abusos físicos, etc.), las
condiciones de vida (viviendas precarias, etc.), las influencias de la escuela
(deserción escolar, etc.); las presiones del grupo de pertenencia y las
oportunidades ocupacionales..."
En Francia
Con la creación “Comité Nationale de Prevention de la
Violence ¨ y el informe Bonnemaison, donde se proyecta la prevención del delito
a partir de tres ideas fuerza, solidaridad, integración y localidad. Las causas
del delito surgen de distintos factores sociales tales las condiciones de vida,
de trabajo, los cambios en la organización de la vida familiar, la pobreza y la
exclusión social. El Estado debía responder mediante la aplicación programas de
integración para que estos marginales grupos, recrear o fomentar la creación de
espacios solidarios para la integración de estos a la sociedad.
El informe pone de
manifiesto la incapacidad de los mecanismos represivos para tales fines. Que la
actividad tampoco puede ser confiada a los operadores del sistema de justicia,
por lo que se propone la creación de una nueva estructura administrativa que se
aboque a ello.
Lo que origina la
constitución de dicha estructura, integrada por El “Conseil Nationale de Prevention de la
Delinquance”, encabezado por el Primer Ministro e integrado por representantes
de los ministerios relevantes y los intendentes de las ciudades más importantes; los “Conseils
Departamentaux du Prevention de la Delinquance” y los “Conseils Communaux du
Prevention de la Delinquance” (CCPD).
Lo positivo del abordaje
francés consiste en el carácter local de la respuesta. Surgida del citado
informe. La descentralización administrativa, la participación ciudadana y la
cooperación entre las agencias estatales y los actores sociales.
En la
actualidad existen aproximadamente 700 CCPD en casi todas las ciudades
francesas. La investigación empírica sobre la implementación de los contratos
de acción de prevención parece demostrar que en la práctica se le da un papel
central a las áreas urbanas mas deprimidas socialmente y a la mejora de la
calidad de vida en ellas. En primer lugar, se ha señalado que los proyectos
impulsados por los CCPD han sido por lo general vaga y ambiguamente dirigidos a
poblaciones en general en lugar de a determinados sectores poblacionales en
riesgo, es decir, que las técnicas de intervención han sido más bien primarias
que secundarias, aún en la dimensión local. En segundo lugar, que la compleja
estructura administrativa muchas veces genera superposiciones de funciones y de
esta forma se malgastan recursos materiales y humanos, desde el punto de vista
de las agencias estatales y que, por otro lado, esto ha impedido la activa
participación del sector privado, reproduciendo la fuerte tradición estatista
francesa. (Robert, 1991, Baratta, 1998; Creazzo, 1996).
Las experiencias suecas, holandesas y japonesas en
materia de prevención.
La experiencia de Suecia:
Hacia el año 1974 creó el primer
Consejo de prevención del Delito del Mundo, y su marco normativo. Desarrollando
a partir de ahí la primera política clara en la materia.
Constituye un sencillo
sistema que implementa distintos programas de prevención, fundándose en
estrategias de largo, mediano y corto plazo. A través de la aplicación de
técnicas de prevención situacional y social. Su universo de trabajo abarca a la
delincuencia, victimas, grupos de riesgo y la población en general. Las
directrices generales de los programas son implementadas por autoridades
locales en cuatro fases.
• El mapeo detallado del delito y actividades existentes
de prevención del delito dentro una localidad dad, así como un cálculo de los
recursos disponibles,
• Sobre esta base, los actores relevantes coordinan el
planeamiento de las medidas a tomar,
• Estas medidas son luego implementadas por medio de los
actores locales,
• Las medidas son evaluadas posteriormente.
Ha convertido en un tema permanente de los programas de
gobierno con obligaciones de acción y financiación. Exige que el gobierno se
asegure de que se aliente a las agencias nacionales, regionales y locales a
planear, implementar y mejorar los programas, para trabajar en coordinación con
los demás, recolectar información sobre la prevención y promover los programas
de capacitación.
Esta estructura ha creado un grado importante de
supervisión estratégica y de estabilidad que alienta y facilita el pensamiento
y la planificación a largo plazo.
El gobierno central asume su responsabilidad de indicar
las directrices generales, que deben seguir las autoridades locales en la
aplicación de tales políticas y asegura el monitoreo y evaluación periódica de
tales estrategias. La estructura ha sido exportada, con diferentes variantes a países
tales como Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Francia.
Los Países Bajos:
El ministerio de Justicia holandés ha generado una visión
estratégica de la prevención del delito. En el documento “Sociedad y Delito”
que data de 1985. Con anterioridad funcionó un comité de expertos.” … el Comité Roethof, que en 1983 había
recomendado un nuevo compromiso con la prevención del delito que reuniera a
todos los sectores de la sociedad para cooperar en el ámbito local. había
llegado a la conclusión de que los delitos menores son resultado esencialmente
de problemas sociales subyacentes –en especial del apego decreciente por
instituciones de control social como la escuela, la iglesia y la familia- y que
el derecho penal no es el modo apropiado de encararlos en primera instancia…”
El documento ‘Sociedad y Delito’, sigue la línea fijada
precedentemente y desarrolla un concepto de la criminalidad, distinguiendo los
delitos de menor cuantía de los realmente graves. Destacando la necesidad de
aplicar la justicia penal como un derecho de excepción.
Subyacen del documento en ciernes tres principios o
directrices generales.:
• El fortalecimiento de la vigilancia ocupacional y el
control de los delincuentes potenciales por parte de aquellos particularmente
bien ubicados para hacerlo por ejemplo, los conductores de autobuses, los serenos
y porteros, empleados de comercio, entrenadores deportivos y trabajadores de la
juventud
• El desarrollo del planeamiento urbano y ambiental que
toma en cuenta un intento de limitar las oportunidades para cometer delitos
• El refuerzo de la integración social, en especial ‘para
fortalecer los lazos de la generación venidera con el resto de la sociedad’
(por medio de la familia, la escuela, el trabajo y la recreación).
Se destaca también la creación de un fondo creado por el
gobierno de de 45 millones de florines
(Aproximadamente £17.500.000) para el período 1986-1990
para subsidiar a las autoridades locales comprometidas en la cristalización a
través de distintos programas de los axiomas plasmados en tal documento.
Las autoridades locales, operativizan tales directrices
mediante la labor conjunta con las instituciones, grupos voluntarios y el
pueblo en general.
Esta nueva
estructura administrativa originó un proceso de consultas trilaterales entre la
policía, la Procuración General y las administraciones de las autoridades
locales por medio del alcalde. Se estableció a la evaluación ‘científica’ como
condición para recibir fondos. En 1990, se renovó y amplió el financiamiento
por cinco años más. El presupuesto equivalía al 1 % de los gastos totales
anuales en policía, justicia penal y cárceles
Japón, ¿una cultura del control informal?
Tiene la tasa delictiva mas baja del mundo
industrializado. No obstante aglutinar todos los factores necesarios según gran
parte de la comunidad criminológica, para ostentar altos. Altísimo grado de
desarrollo tecnológico e industrialización, urbanización y consumo. Si en los últimos
las tasas han subido muy ligeramente y han entrado en un periodo de
amesetamiento. Este país, en la década del noventa prácticamente tenía las
mismas tasas que en la del 60. En tanto muchos países industrializados cada 12
o 14 años observan que sus tasas se duplican en Japón no presentan
modificaciones.
La criminología argumenta que la base del éxito
radica en la cultura de este país. Precisamente en la acción de su control
informal.
Los japoneses están inmersos en grupos densamente
tejidos de personas conocidas que tienen el derecho presunto de decirles cómo
deben o no deben comportarse. La continua perduración y fuerza de formas
grupales y asociativas, a pesar de su historia de rápido crecimiento económico
en el período de posguerra, es un elemento definitorio del control del delito
en el Japón.
Los espacios solidarios verdaderas usinas de
principios morales, generados en el
trabajo, los vecindarios y las familias constituyen un efectivo mecanismo de
control social informal.
No obstante, es dable destacar que en su historia
reciente no solo aparece como un ejemplo en lo que hace a las bajas tasas
criminales, sino que también lo es en cuanto a la baja brecha entre pobres y
ricos, a las ínfimas tasas de desempleo y de pobreza. Además de la cultura también
cabría agregar que los mecanismos de distribución resultan más equitativos. Tal
vez ello explique mejor el resultado.
Concepto de Criminología
Al momento no existe una disciplina que halla demostrado estar en mejores condiciones para comprender aquel sector de la realidad, que constituye la realidad criminal desde un enfoque no normativo. Solo de este modo, la ciencia tras captar la realidad criminal, mediante la interpretación total de la misma, tanto en sus dimensiones objetivas como subjetivas, estará en condiciones de contribuir a su transformación.
Evitando un destino similar al de las corrientes etiológicas y otras
tantas, tal como es el caso de la “teoría de las ventanas rotas”, convertidas
en meras herramientas de los sistemas punitivos, impuestos por el poder
político para asegurar la reproducción de un sistema socio político perverso
que, basados en hipótesis de selección natural, termina arbitrando en realidad
una selección cultural, criminalizando a
los sectores más vulnerables del sistema. Cometiendo los más aberrantes
excesos. Para que tales sistemas junto a otros mecanismos de control, permitan
que el veinte por ciento, de aquellos que impiden el tan soñado derrame de Adam
Smith, vivan y para colmo se quejen, con el ochenta por ciento de la riqueza,
en tanto que el otro ochenta por ciento de aquellos que apenas unas gotas de
aquel mentado derrame los ha alcanzado, deban subsistir con el veinte por
ciento que en realidad se ha derramado. En definitiva, es innegable la existencia de un sector problemático de la
realidad social que demanda respuestas. Debido a la imposición de sistemas
punitivos que se van adecuando a este nuevo diseño estatal, creados para
asegurar la supremacía de los que mas tienen en desmedro de los que menos
poseen. Si bien ello nos introduce en un problema mayor. Que no es ni más ni
menos que la construcción de sociedades mas justas. No deja esta de ser una
buena forma de abordarlo.
Por todo ello defino criminología, como un espacio abierto donde se
permita el desarrollo de diferentes teorías no normativas, que tengan por objeto el estudio de la
realidad criminal. Y entre ellas el de una teoría critica informada
hermeúticamente, abocada al estudio de aquel sector de la realidad, constituido
a partir de la imposición de sistemas punitivos y las consecuencias, que tal
incursión genera en la agencia humana y en las estructuras que por su parte se
co determinan en un sistema socio político dado.
No se trata de eliminar las dominaciones, sino simplemente reaccionar
cuando los fines del poder no coinciden con la construcción de sociedades
justas o al menos más justas. Dado que precisamente en ese entonces es cuando
la ciencia deviene funcional y pierde su conciencia, una ciencia sin valores,
una ciencia histórica, de verdades universales, de métodos únicos, es el mejor
argumento para la reproducción de sistemas injustos. .
El positivismo, conductismo o funcionalismo aggiornado es el mas claro ejemplo
del saber sometido al poder. Sin dudas se propone una criminología que no se arrogue la facultad de
encontrar respuestas definitivas, sino que permita captar una realidad que se
construye a partir de prácticas cotidianas. Terreno desde el cual la acción
humana va conformando la identidad del hombre y la sociedad, una identidad en
gran parte determinada por la historia, los discursos de poder, el lenguaje,
los valores que se plasman en instituciones. Así se establece una dualidad
entre agencia y estructura.
La criminología entonces requiere una ontología diferente, una que
permita captar el sentido de las conductas sociales, y de los productos de las
mismas. Debe arbitrar para ello una metodología hermeneúticamente informada,
pues los intereses, la subjetividad subyacente, la emotividad, la pasión, el
deseo, tienen cualidades ónticas diversas a la de los objetos naturales. Ya no
es momento de defender ningún tipo de táctica prevencional extra penal o no, ni
siquiera el mas sencillo dispositivo de seguridad. Basados en teorías
criminógenas de neto corte causalista, que explican el complejo fenómeno
criminal, del mismo modo que quien señala los elementos constitutivos de la
pólvora.
Concepto de Seguridad
Marcelo Saín en el Leviatán Azul, define seguridad como : ¨...La situación política y social en la que las personas tienen legal y efectivamente garantizado el goce pleno de sus derechos – interpretando a estos no solamente como principios o garantías formales sino también como practicas sociales- a defender y a ser protegidos en su vida, su libertad, su integridad y bienestar personal, su honor, su propiedad , su igualdad de oportunidades y su efectiva participación en la organización política, económica y social, así como su inigualdad ante la ley su independencia ante los poderes del Estado, y a obtener el pleno resguardo de la totalidad de los derechos y garantías emanadas del Estado de Derecho… Constituye una ficción que sirve de horizonte utópico de un cierto ordenamiento democrático. Ficción porque en las complejas y diversas sociedades modernas siempre se desenvuelven conflictos que cercenan o vulneran la vida y la libertad de las personas, así como el resto de los derechos humanos básicos. Y horizonte utópico porque sirve de meta inalcanzable pero activa a los efectos de estructurar un esfuerzo social e institucional permanente para acercarse a ese ideario democrático…¨
[45]Norberto R. Tavosnanska en un sentido afín sostiene ¨… En un sentido
restringido, se vincula al sentimiento de confianza de la población por moverse
expuesta a hechos de violencia física. ¨…la razonable expectativa de
preservar y conservar los valores mas estimables, tales como la vida, la
libertad personal, la integridad corporal, la libertad sexual...¨ No
circunscripto a lo directamente físico, sino a obtener efectivamente el respeto
de los derechos humanos para la satisfacción de las necesidades y la
realización personal
Advierte por su parte
Alessandro Baratta que “…la
seguridad como necesidad humana y como función general del sistema
jurídico carece de contenido propio y se recomienda que la seguridad o certeza
del Derecho, desde el punto de vista interno del sistema jurídico, debe venir
construida normativamente y no tácticamente...” Da cuenta luego de la
existencia de dos modelos el del derecho
a la seguridad o al modelo de la segundad de los derechos. En
concreto el modelo dominante en Europa (y en los Estados Unidos) es el primero.
Pero la orientación al segundo modelo, representada por notables experiencias
de política de seguridad entendida como política
de la ciudad constituye no sólo un modelo alternativo legitimo, sino
también una opción posible, pero improbable.
Esta opción corresponde a
una política integral de protección y satisfacción de todos los derechos
fundamentales y humanos. Una política integral de protección y satisfacción de
los derechos fundamentales y humanos no es sólo un modelo posible (pero
improbable), alternativo a aquel existente (pero no necesario); es también un
modelo legitimo, porque corresponde a la validez ideal de las normas contenidas
en la Constitución del Estado social de derecho, al derecho internacional de
derechos humanos y a la demanda social de implementación de estas normas.
Si bien se deduce una
tendencia a optar por una definición amplia del concepto seguridad en oposición
a una directriz reduccionista que la relacionaba pura y exclusivamente con la
ausencia de delito. Concepto que incardinaba en el empleo del derecho como
herramienta para combatirlo y no para limitar el poder.
La seguridad pública es un
concepto jurídico, un valor jurídico señala Carlos C. Cossio, que forma parte
de un plexo axiológico. En consecuencia, sostengo que en la medida que el
sistema socio político y jurídico, se distancie materialmente del valor
justicia. El cual debe orientar su rumbo, la seguridad necesariamente va
presentar un grado deficitario, lo que
provocara que se aproxime permanente a
su desvalor (la inseguridad).
En tanto el estado siga presentando un poder simbólico las crisis se
profundizarán, si bien se entiende que no se esta ante un determinismo
sociológico y que la globalización opera con mayor intensidad en las grandes
urbes. Una relación de esta naturaleza entre el estado y el mercado esta
condenada a estallar. Deviene incompatible con la naturaleza humana. Si los Estados europeos tal como lo describe Baumann,
padecen los efectos de este estadio, sin grandes visos de solución, en tanto
han desarrollado un sistema democrático eficaz. Si hasta los países nórdicos,
donde su modelo de estado benefactor ha resistido implacablemente todos los
embates de este sistema perverso, comienza a acusar ciertas fallas. ¿Cuál será
el costo que han de pagar países como el nuestro? Que aun no han logrado completar la
transición a la democracia, y donde aun parece imposible superar el
caudillismo. Paradójico lugar en el que, más allá de existir grandes educadores, juristas, médicos, no se logra
establecer sistemas jurídicos, educativos y sanitarios con un mínimo de
eficacia y eficiencia.
El neoliberalismo, pos capitalismo, o el nombre que se le quiera dar al
sistema salvaje imperante, que aparece
como el paradigma dominante en la actualidad. Auxiliado por la tecnología de
las informaciones, producen una serie de consecuencias que repercuten no solo
en las estructuras normativas y en el poder estatal, sino que a su vez en toda
manifestación de la agencia humana. Provocando un exacerbado individualismo,
con la respectiva fragmentación social.
Considerar a la justicia un valor, implica entenderlo como un ideal al
cual los sistemas deben perseguir y que en cierta medida están condenados a no
alcanzar nunca, pero si a aproximarse. Siguiendo a Agulla se
puede sostener que el sistema social, opera como un conjunto de diferencias y
desigualdades. Lo que conlleva a una relación de poder, pues el mismo es una
relación social entre desiguales, cuya característica y particularidad se halla dada por el tipo de desigualdad social existente. Partiendo de la apreciación de Ulpiano, que entendía que justicia era “la
constante y permanente voluntad de dar a cada uno lo suyo” La propia definición
da cuenta que un estado subordinado a las directrices de la mano invisible de
Adam Smith, apto tanto para crear un
equilibrio automático de mercado competitivo, nacido por generación espontánea
del intercambio agregado, como para
generar un desorden aleatorio, también nacido del libre cambio propagado por mimetismo. Como lo describiera
Jean Pierre Dupuy, no puede lograr nunca dar a cada uno lo suyo, tal como lo
pensara Ulpiano. Salvo que se considere justo que 2500 millones de personas
deban subsistir con 2 dólar diario.
Las soluciones a los problemas de
seguridad, no pasan por edificar ciudades más seguras. Sino que la aspiración debería centrarse en la
construcción de ciudades mas justas.
Tal vez sea útil entender a la seguridad como un valor, tal como lo
plantea Cossio, y que este no se actualiza con más orden que el que sugiere la
justicia, no obstante, la ausencia total o el exceso de orden también provoca desvalores. No se
convierte por ello en un concepto restringido, sino que entender a la seguridad
como un valor fundante de un valor
integrador como la Justicia, permite un marco teórico que no solo cumple con la
función de horizonte utópico que señala Saín, sino que no obstante su amplitud
impide cualquier empleo que no apunte a la concepción de un ordenamiento jurídico
distante del sentido de justicia social. Conclusiones:
El análisis efectuado de las distintas tácticas de prevención extra – penal y las correspondientes técnicas de intervención. Nos permite ensayar una definición de esta metáfora a esta altura globalizada del concepto de “tolerancia cero”. Dado que en definitiva aparece como un complejo de elementos naturaleza diversa, que combina sofisticados recursos tecnológicos, que a la postre les permite elaborar un inmejorable sistema de diagnóstico externo (compstat) de su campo de acción. Además, a partir de ciertos postulados de management introduce un adecuado método de control interno, que le permite no solo detectar oportunidades y debilidades en el seno mismo de una estructura policial, que a su vez fue sometida a una depuración de los altos jefes y a un proceso de descentralización del mando operativo, y de las responsabilidades que caen en cabeza de los jefes de las seccionales. Medidas que hacen más a la estructura organizacional del diseño policial que a las tácticas preventivas. Se entienden que estas modificaciones sin duda son positivas.
No obstante, cabe reiterar que este
diseño encuentra su esencia y base teórica en los postulados de la tesis del
Broken Windows, que elabora una serie de hipótesis criminológicas de neto corte
causal, y empíricamente indemostrables. Que ponen de manifiesto una vez la
naturaleza de aquel dispositivo saber – poder. Donde este ultimo se nutre de la
“ciencia” para generar sus propias verdades.
Por ello se define al diseño de
tolerancia cero, como un complejo de estrategias, que abarcan un rediseño de la
estructura organizacional policial, con un excelente control interno, enraizado
en la tesis etiológica de las “ventanas rotas”. Que en la práctica se traduce
en una intensiva técnica de policiamiento de intolerancia selectiva.
En lo que respecta a la eventual
aplicación de técnicas de esta naturaleza, es dable destacar que atendiendo al
concepto de “criminología” y al de “seguridad” esbozados surge claramente que a
más de resultar netamente incompatibles con el sentido de los mismos.
Principalmente la esencia de tales estrategias resulta reñida con los
principios que nutren axiológicamente nuestro orden constitucional y en
consecuencia plexo normativo en el que se erige nuestro sistema de seguridad. Que
ha captado y recuperado con el advenimiento del orden democrático, los axiomas
del viejo y buen derecho penal liberal, del constitucionalismo social y de
aquella corriente correccionalista surgida al amparo de las ideas de Dorado
Montero y el correccionalismo español.
A partir del desmantelamiento del Estado de Bienestar viene construyendo
y promoviendo un minimalismo estatal y un maximalismo penal, no solo incluye
practicas represivas de corte preventivo como la técnica analizada, sino que ella se complementa con la proyección
de un mercado de la seguridad, que promueve en un combo, tanto la seguridad
privada, sistemas panópticos informatizados, privatización de las prisiones,
sistemas acusatorios, adelanto de la barrera punitiva en desmedro de un cúmulo
de garantías que a la humanidad le ha costado ríos de sangre conseguir.
Los Estados Unidos de
Norte América, viene difundiendo esta cultura e industria control. A la que se
le agrega la implementación del management en los sistemas policiales,
judiciales y carcelarios. Tales esquemas en su territorio los ha conducido a
ostentar el más alto índice de prisionización del globo. Las estadísticas ponen
de manifiesto las dimensiones de sus colonias penales, y el comercio de la
seguridad que ello trae aparejado. Zaffaroni da cuenta de ello aseverando que “…A Mínimo
Estado máxima prisionización. Es el discurso de las administraciones
republicanas. No sé lo que va a hacer Obama. El índice de EEUU en los ´80 era
de la media mundial. Desde Reagan comenzó a subir hasta la locura que tienen
hoy. No van a poder sostener este sistema. El problema es económico. El sistema
penal de EEUU nunca lo pudimos copiar por una razón de estructura económica. Si
uno toma lo que pasa en Brasil que tiene un índice de prisiones preventivas ordenadas
análogas al de EEUU, solo que no las puede cumplir. Tiene un número enorme de
órdenes de captura que no lo puede cumplir. Ese anuncio del caos permanente es made in usa. EEUU no va a poder seguir con esto que ha
hecho, hasta ahora lo pudo hacer porque no le interesaba su déficit fiscal. A
partir de este momento no se si puede sostener un sistema penal macrocefálico
como el que tiene donde pasó los 2 millones de presos el año pasado. El
agigantamiento del sistema penal lo usa como variable respecto de la ocupación
en el desempleo. Para tener 4 o 5 millones de personas controladas hay una
demanda de servicios enorme. En una economía terciarizada basada en economía de
servicios, es una variable para controlar el desempleo…”
No es ni más ni menos que la construcción de la criminología de la
intolerancia presagiada por Young que, mediante aquella huida al derecho penal,
que ha encontrado eco en Europa a través de las elaboraciones teóricas del
derecho penal del enemigo o el de tercera velocidad, para la formulación de un
derecho penal paralelo para los “hostes”.
Es dable destacar que este discurso “populachesco”, o “americanismo cool”
como lo denomina el Dr. Zaffaroni, encuentra espacios en nuestra sociedad. Que
por los efectos propios de la globalización y sus consecuencias aparece como
una sociedad posmoderna, fascinada por los estereotipos, que va consolidando
una suerte de atavismo, a la hora de concebir el fenómeno criminal y las
eventuales respuestas que solicita. Una sociedad que hace un culto a lo efímero,
necesariamente busca respuestas rápidas. Esta necesidad es captada por los
medios, que descontrolados, sacan rédito al traficar notas rojas. Explotando
las emotivas y viscerales demandas de un pueblo desconcertado, que ha
abandonado la racionalidad de aquel derecho liberal ante la crisis de verdad
que le ha propuesto la posmodernidad. Ante ello los políticos de turno,
aprovechan la oportunidad e intervienen con sus fines de neto corte electoral.
Cosechando votos mediante su discurso vindicativo, plasmado luego en una
legislación punitiva de emergencia, que ha entendido el juego de aprovechar las
potencialidades simbólicas del castigo.
De ahí que resulte un claro ejemplo observar las respuestas preventivas,
que han tomado estados como el de Suecia y aquellos que lo han emulado, o las
tácticas en materia preventiva ideadas por Holanda. Ambas priorizan la
prevención social en detrimento de las tácticas situacionales y/o comunitarias.
O el ejemplo de Japón, que ha sabido conservar aquellas costumbres inveteradas,
que a modo de “mores maiorum” les ha permitido mantener una tremenda reserva
moral, que le confiere fortaleza y cohesión a sus sistemas de control informal.
Pues estos han aprendido a capitalizar el dolor y entender que la cultura es
esencialmente encuentro y resistencia.
No obstante, también es dable destacar que estos países, ostentan un sistema de distribución de la riqueza, de la educación, de la salud y del castigo. Que no se caracteriza por profundas brechas. De ahí que no necesiten de una expansión punitiva para paliar las consecuencias de un sistema injusto.
Esta caótica situación global, es el resultado de la
planetarización del diseño neoliberal, pos moderno o “capitalismo salvaje”. Que
en nuestro medio, sus efectos se potencian o doblemente agravan debido a que
aun no hemos podido superar el caudillismo. Que nuestros dirigentes políticos
todavía vienen a aprender, y nunca concretan mandatos sino meras pasantías. Lo
que nos priva a nivel local de la calidad institucional que nos permitiría al
menos afrontar con dignidad esta crisis.
En la Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad, el presidente de
Costa Rica, Oscar Arias, Premio Nobel de la Paz, como indicando el sendero,
entre otras cosas señalaba “…Es grotesco el sistema de valores del siglo
XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI;
es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico
dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población
del mundo –en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un
ingreso de $2 por día – y que gaste 13 veces más ($1.300.000.000.000) en armas
y soldados. No puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones en armas
y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro,
presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la
falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de
nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las
carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos
necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad
que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por
supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas..”.
En este
escenario tardomoderno, caracterizado principalmente por la desaparición de
aquellos sólidos que nos recuerda Bauman, o por la caída de los grandes
relatos. Insisto en que ante la imposibilidad de hincarse ante aquel Dios
medieval o ante la Razón moderna, que tanto prometió y poco cumplió. Es
necesario y urgente, encontrar un referente, y para ello nada mejor que asirse
a ese baremo de derechos humanos que como humanidad en su conjunto hemos ido
consiguiendo tras siglos de batallas y que nuestra Constitución ha
receptado.
Por Mario Omar Monsalvo
Wilson y Kelling.
Crawford, Adam: Crime Prevention and Community Safety. Politics, Policies and
Practices, Longman, Harlow, 1998. P. 30 y ss.
Wacquant, Loik. Las cárceles de la miseria. Edit.
Manantial SRL. Bs. As. 2000. Pág31
Crawford, Adam:
Crime Prevention and Community Safety. Politics, Policies and Practices,
Longman, Harlow, 1998. P. 30 y ss
“…Semanalmente, los comisarios barriales se reúnen en
el cuartel general de la policía neoyorquina para realizar una sesión ritual de
evaluación colectiva de los resultados de su sector y avergonzar a quienes no
exhiben la baja prevista de los índices delictivos…” Wacquant, Loik. Opp. Cit. Pág.
30
Daniel Burton-Rose, Dan Pens y Paul Wright (dirs.), The Celling of
America: An Inside Look at the U. S. Prison Industry, Monroe (Maine),
Common Courage Press, 1998, P. 102 y ss.
La cantidad de asesinatos en Nueva York ya había caído
a la mitad entre el pico de 1990 y 1994, de aproximadamente dos mil trescientos
a menos de mil doscientos, y el descenso de los atentados contra la propiedad
era del 25 por ciento. La misma baja abrupta de la criminalidad se observa en
Canadá a partir de 1990, sin que sea posible imputarla a ninguna innovación
policial. Wacquant, Loic. Op. Cit.
La metrópoli califoniana muestra una baja de la
criminalidad idéntica a la de Nueva York, pero con un aumento de los
efectivos policiales de sólo el seis por ciento.
San Diego, que, en oposición a la "tolerancia
cero" y los métodos agresivos de su demasiado famosa Unidad de Lucha
contra los Delitos Callejeros, desarrolló la policía denominada "de
cercanías", que pone el acento en la "resolución de los
problemas" mediante la cooperación activa y regular con los residentes.
Como resultado, la criminalidad descendió más significativamente en San Diego
que en Nueva York (pese a que la ciudad californiana partió de un índice más
bajo, y en consecuencia más difícil de doblegar), pero lo más importante es que
la baja del delito estuvo acompañada por un reflujo de la cantidad de
detenciones, una disminución de las denuncias y una nítida recuperación de la
popularidad policía. Wacquant, Loic. Op. Cit.
Según un estudio en curso de Alfred Blumstein,
profesor de criminología de la Carnegie Mellon University de Pittsburgh, el
índice de homicidios de Boston se redujo abruptamente de 14,7 por cien mil en 1991 a 3,5 por cien mil en
1998, o sea un 76 por ciento, contra un 70 por ciento en Nueva York (de 29,3 a 8,6 por cien mil), donde esa tasa sigue
siendo casi tres veces más alta al final del período considerado. La
disminución del índice de robos calificados también es levemente más fuerte en
Boston (63 contra 60 por ciento). Ibíd.
Baratta, Alessandro. Criminología y Sistema Penal.
Editorial BDF. Montevideo. 2004. Pág. 216. La distancia entre los policías y los ciudadanos disminuye en la medida
en que la policía se inserta en la comunidad, viene adiestrada y se
autorrepresenta corno una instancia específica del sistema general de la
protección de todos los derechos. No es una casualidad que el experimento de la
"tolerancia cero" de Nueva York esté basado sobre todo en una reorganización
radical de la policía, en sentido diametralmente opuesto al modelo de la
"policía comunitaria": distancia de la población, extrema dureza y
aislamiento en la función de "guerra a la criminalidad" respecto al
contexto de la protección de los derechos, con una clara tendencia a
limitaciones y violaciones de ellos y una fuerte dirección selectiva de la
actividad de prevención ("situacional" y represiva) hacia los grupos
de "alta concentración del riesgo", es decir, de los excluidos.
Hasta San Francisco exhibe una baja de la criminalidad
más fuerte que Nueva York, pese a que puso en práctica una política policial
que está en las antípodas de la de Giuliani y Bratton (Dan Macallair y Khaled
Taqi-Eddin, Shattering "Broken Windows ": An Analysis of San
Francisco's Alternative Crime Policies, San Francisco, The Justice Policy
Institute, 1999).
el enfoque bostoniano del "community
policing" -que Rudolph Giuliani denigra abiertamente al compararlo con
una variante del "trabajo social"- fue adoptado con éxito, entre
otras, por Portland, Indianapolis, Memphis y New Haven. Estas ciudades
comprendieron claramente que, en última instancia, la intransigencia policial
neoyorquina no puede sostenerse, porque socava las relaciones entre la policía
y los residentes de los barrios desheredados y segregados. En Randall Kennedy, Race,
Crime and the Law, Nueva York, Pantheon, 1997.
Pollard, Charles 1999 “Tolerancia Cero, ¿y mañana
qué?”, en Milenio (Buenos Aires: Universidad Nacional de General San
Martín) Año 2, Nº 3.
1999. Homicidio de Amadou Diallo, un joven inmigrante
guineano de 22 años que se encontraba, solo y tranquilo, en el vestíbulo de su
edificio, y fue abatido mediante 41 disparos de revólver (de los cuales 19
dieron en el blanco) por cuatro policías, miembros de la "unidad de lucha
contra los delitos callejeros" que buscaban a un presunto violador. Ibid.
1998. "caso Abner Louima", un inmigrante
haitiano víctima de torturas sexuales en una delegación de policía de Manhattan
el año anterior, desencadenó la más vasta campaña de desobediencia civil que
hayan conocido los Estados Unidos desde hace muchos años. Durante dos meses se
desarrollaron manifestaciones cotidianas frente a la oficina de la dirección de
la policía municipal, en el transcurso de las cuales fueron arrestados,
esposados y acusados de "perturbar el orden público" más de mil
doscientos manifestantes pacíficos, entre ellos un centenar de funcionarios
electos afroamericanos, locales y nacionales, incluido el ex alcalde David
Dinkins, el presidente de la National Association for the Advancement of
Colored People (NAACP) y un grupo de policías negros jubilados. Ibid.
las prácticas agresivas de esa brigada de choque de
380 hombres (casi todos blancos) que constituye la punta de lanza de la
política de "tolerancia cero" se transforman en objeto de varias
investigaciones administrativas y de dos instrucciones judiciales por parte de
fiscales federales que los consideran sospechosos de efectuar arrestos
"por portación de cara" (racial profiling) y escarnecer
sistemáticamente los derechos constitucionales de aquellos que son sus
objetivos. Según la National Urban League, en dos años, esta brigada, que se
moviliza en autos sin identificación y actúa de civil, detuvo y registró en la
calle a 45.000 personas por una mera sospecha basada en la ropa, el aspecto, el
comportamiento y -antes que cualquier otro indicio- el color de la piel. Más de
37.000 de esos arrestos resultaron inmotivados y los cargos de la mitad de los
8.000 restantes fueron considerados nulos e inválidos por los tribunales, lo
que deja un resto de apenas 4.000 detenciones justificadas una cada 11. Una investigación realizada por
el diario New York Daily News sugiere que cerca del ochenta por ciento
de los jóvenes negros y latinos de la ciudad fueron arrestados y registrados al
menos una vez por las fuerzas del orden. Loic Wacquant, "De la 'terre
promise' au ghetto: la 'Grande Migration' noire américaine, 1916-1930", en
Actes de la recherche en sciences sociales, 99, septiembre de 1993,
págs. 43-51
Baratta, Alessandro: "Entre la Política Social y
la Política de Seguridad", en: El Cotidiano, México D.F., 1998. Page. 22 y ss
Pegoraro, Juan: “Inseguridad Urbana y los Delitos de
la Autoridad y el Poder”, en Sozzo, Máximo (Ed). Seguridad Urbana: Nuevos
Problemas.
Aniyar de Castro, Lolita. Prevención, Participación
ciudadana y Sentimiento de Inseguridad. Capitulo Criminológico, Vol. 27, N°2,
Venezuela, Instituto de Criminología, LUZ, 1999.
los saberes que una época histórica considera
verdaderos se imponen solo en la medida en que coincidan con los objetivos de
los dispositivos de poder vigentes (en esa misma época). Además, estos saberes
validan teóricamente las prácticas sociales que sustentan tales dispositivos
constituyendo los imaginarios sociales que regulan los valores y las conductas
de las personas. www.estherdiaz.com
los saberes que una época histórica considera
verdaderos se imponen solo en la medida en que coincidan con los objetivos de
los dispositivos de poder vigentes (en esa misma época). Además, estos saberes
validan teóricamente las prácticas esta problemática considerando el éxito de
determinados programas científicos o filosóficos en relación con las
modalidades de poder que signan la época en las que tales programas obtienen
credibilidad social y legitimación institucional. Estos programas – no
casualmente – suelen servir de validación teórica a los dispositivos ejecutores
de poder
Alessandro Baratta.
Criminología y Sistema Penal. Pág. 199. 2004 Julio César Faira - Editor
No
implica la aplicación rigurosa de todas las leyes, lo que sería no sólo
imposible sino intolerable, sino que se trata de la aplicación de la ley en
forma muy discriminatoria contra grupos específicos de personas en ciertas
zonas simbólicas. ¿Dónde está la "tolerancia cero" de los delitos de
cuello blanco, de las estafas comerciales, de la contaminación ambiental ilegal
y de las violaciones a las normas que protegen la salud y la seguridad?
Rivera Beiras, Iñaki Observatori del Sistema Penal i els Drets
Humans, Universitat de Barcelona. 2005.Pág..120 “…Serie de principios
basados en la prevención especial positiva (como doctrina de justificación de
la pena privativa de libertad, basada en la aspiración correccionalista de
resocializar a los autores de delitos) surge así la prohibición de la pena
capital y de los trabajos forzados, el principio de legalidad en el cumplimiento
de la pena (garantía ejecutiva) el control jurisdiccional de la ejecución penal
penitenciaria (mediante la creación de los Jueces de Vigilancia y los de
ejecución penal) y la posibilidad de permitir a los reclusos el disfrute de los
llamados beneficios penitenciarios si reunían ciertos requisitos
fundamentalmente de de buen comportamiento.