domingo, 23 de agosto de 2020

Tolerancia Cero, la fuerza sin derecho - Parte 1

“…Todo derecho en el mundo ha sido logrado por la lucha, todo precepto jurídico importante ha tenido primero que ser arrancado a aquéllos que le resisten, y todo derecho, tanto el derecho de un pueblo como el de un individuo, presupone la disposición constante para su afirmación. El derecho no es mero pensamiento, sino fuerza viviente. Por eso lleva la justicia en una mano la balanza con la que pesa el derecho, en la otra la espada, con la que lo mantiene. La espada sin balanza es la violencia bruta, la balanza sin la espada es la impotencia del derecho. Ambas van juntas, y un estado jurídico perfecto impera sólo allí donde la fuerza con que la justicia mantiene la espada, equivale a la pericia con que maneja la balanza…”. Rudolf Von Ihering Conferencia en Viena hacia el 1872.

Introducción

El presente trabajo presenta una estructura lineal, que se inicia con la presente introducción, continúa con un desarrollo relativamente amplio, comprensivo de una descripción de la “tesis del Broken Windows” un conjunto de hipótesis de carácter criminológico que ha dado el marco teórico en el que se basa, la globalmente difundida técnica de intervención denominada “tolerancia cero”. Seguidamente se describe a grandes rasgos la aludida técnica. Implementada en Nueva York, hacia el 1994 bajo la dirección de Rudolf Giuliani y W. Bratton. Seguidamente se realiza un análisis de las distintas tácticas preventivas de naturaleza extra penal (y sus técnicas de intervención) surgidas en distintos lugares del mundo, en forma concomitante a otros procesos estrechamente vinculados, tales como la caída del Welfare State, su gradual desmantelamiento ante el auge del diseño “neo-liberal o capitalismo salvaje”; la globalización y sus efectos en este estadio posmoderno.
Donde el derecho penal, que en su momento declaraba sus funciones preventivas, en la actualidad, atraviesa una profunda crisis de identidad y deviene insuficiente o tal vez incompatible con este nuevo modelo capitalista. Ante ello ha surgido una suerte de renacimiento de tácticas situacionales, sociales y comunitarias, producto de tal insuficiencia y del recurrente protagonismo de la problemática de la “(in)seguridad” en todas las agendas políticas.
Cómo antesala de las conclusiones, se procura definir los conceptos de “seguridad” y “criminología”. En la inteligencia de que a la hora de analizar los distintas tácticas preventivas a emplearse en cualquier sistema de seguridad pública, es preciso tener bien definidos tales conceptos, dado que estos pueden operar como excelentes mecanismos de aceptación y rechazo, de todo tipo de diseño preventivo, que se pretenda aplicar o en su defecto, la claridad previa de los mismos, resultan la base axiológica y normativa imprescindible al momento de la creación de cualquier modelo preventivo sui generis.

La tesis de las “Ventanas Rotas”[1]

Wilson y Kelling hacia el 1982 van a desarrollar la tesis de "ventanas rotas", que implícitamente reformula ciertos axiomas de la teoría de la desorganización social. Sostienen en términos generales que las conductas anti-sociales de menor cuantía, sino no son detenidas de inmediato, provocan una suerte de efecto dominó. Como una reacción en cadena. Que provoca que barrios decentes se conviertan en temibles ghettos de criminalidad.
Las conductas y propiedades descuidadas, son el factor detonante. Un cristal roto que no se repara a tiempo, el descuido de la propiedad incrementa el riesgo de un rápido deterioro. De ahí la exigencia de la reparación inmediata y el concomitante castigo al autor.
Es decir que la omisión de la represión inmediata de pequeñas “incivilidades” tales como la realización de graffittis, los gritos, los ruidos molestos, la embriaguez en las calles, la mendicidad, etc. Pone en marcha un proceso autopoiético, en virtud del cual estas conductas no reprimidas en tiempo y forma, comienzan a incrementar su grado y volumen de violencia, propagando el miedo de los residentes locales, que en función de ello terminan por abandonar el lugar. Ese quiebre que opera en el control social “informal” provoca que “… (Un) barrio estable de familias que se ocupan de sus hogares, de los hijos de los demás, y con confianza ponen mala cara a los intrusos que no son bienvenidos, puede cambiar en unos pocos años o incluso en unos pocos meses y convertirse en una selva hostil. Un inmueble queda abandonado; crecen malezas; se rompe una ventana. Los adultos dejan de llamarles la atención a los chicos ruidosos; los chicos, envalentonados, se vuelven más ruidosos. Las familias abandonan el barrio, los adultos que no tienen cargas de familia vienen a vivir en él. Los adolescentes se reúnen delante del negocio de la esquina. El dueño del local les pide que se vayan; ellos se niegan a hacerlo. Comienzan las peleas. Se acumula basura. Las personas empiezan a consumir alcohol en la puerta del almacén; con el tiempo, un borracho se acuesta en la vereda y se le permite dormir ahí hasta que pasen los efectos de la bebida."[2]
El desorden, sostiene Kelling, viola las expectativas de la comunidad acerca de lo que constituye un comportamiento social apropiado[3]. Es decir que antes que el delito lo que hay que erradicar son aquellas incivilidades que de proliferar operan como un disparador, como una suerte de mensaje que da cuenta que el control informal ha cedido y que desencadenan un proceso irreversible.
Señalan los citados autores que, para detener este proceso de decadencia urbana, es menester el accionar policial. Que debe reaccionar en forma agresiva contra estas “incivilidades”. El rol de la agencia policial, debe apuntar al mantenimiento del orden, más que al cumplimiento de la Ley. Ante estas intervenciones la comunidad misma debe reordenar sus fuerzas, articular conductas comprometidas con el control social informal, a través de intervenciones tempranas. En consecuencia, si la agencia policial prioriza el mantenimiento del orden a través de la inmediata represión de aquellas conductas antisociales, permite que aquel compromiso social refuerce el control social informal comunal.
Crawford define a la tesis del Broken Windows como una “defensa comunitaria”. De hecho tiene otro sentido. Parte de la base de que la comunidad tiene una autoridad moral tradicional. Que en un momento dado es atacada por el desvalor “desorden”, que tales embestidas son protagonizadas por “extraños”, en definitiva, si bien debieran ser miembros de la comunidad, no lo logran por su carácter marginal, por sus hábitos “incivilizados”, aquellos “extraños internos” que implantan el temor y que provocan que los “residentes” deban huir de su “comunidad”. Por que provocan la decadencia urbana. Para restablecer el orden es preciso defender la comunidad, para ello debe primar esa autoridad moral, por sobre todas las cosas, incluso sobre las mismas garantías del debido proceso y de los derechos individuales.
Es preciso erradicar el ciclo de la declinación urbana en sus primeras etapas, mediante la intervención policial, reforzar los mecanismos de control informal, a través de la vigilancia vecinal, la denuncia temprana, y la implacable acción policial. En la inteligencia de que las comunidades fuertes no requieren que se las controlen, sino que se controlan a si mismas. Se trata de una autodefensa, una defensa comunal, ante el ataque de desvalores, que si no se erradican inmediatamente las hará declinar. Se esboza un mecanismo bastante sencillo de neto corte causal, a partir del cual tolerar ciertas incivilidades, comienza a provocar miedo, este se difunde y redunda en desapego de los residentes, la ruptura de los mecanismos de control informal, que gradualmente se agudiza, las incivilidades aumentan y se convierten en delito y finalmente la decadencia urbana provoca el eventual retiro de los residentes.

Tolerancia Cero en la Nueva York de Giuliani y Bratton.

El alcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani y su Jefe de Policía William Bratton, hacia el 1994, van a articular un complejo de estrategias y reformas policiales, que van a arrojar como saldo, para muchos, la mas exitosa gestión de seguridad publica de los últimos tiempos.
Entre 1990 y fines de 1996, la cantidad de homicidios en la ciudad de Nueva York descendió drásticamente de 2245 a 983, una baja del 56 %. Las disminuciones más notables ocurrieron en 1994 y 1995 (20% y 25%, respectivamente). La cifra de 1996 fue la primera desde 1968 en reflejar una caída del número de homicidios en la ciudad menor a 1000 casos. El diseño neoyorquino de “tolerancia cero” abarca un conjunto de innovaciones, estrategias y re estructuraciones sobre la policía de Nueva York que seguidamente se detallan:

Implementación del Compstat

Un sistema estadístico informatizado. Poderoso instrumento otorgado a cada jefe de unidad operativa local y cada patrulla que se desplaza en el territorio, que les permite contar con información actualizada on line. Relacionada con la distribución geográfica de los eventos relevantes, zonas vulnerables, frecuencias, incidentes, quejas de los vecinos, etc. El sistema admite la consulta a través de microcomputadoras instaladas en los distintos patrulleros. Antes de la intervención del nuevo sistema, se hubo de realizar un mapa del delito, en el que se detectaban las debilidades y oportunidades que le imponía el medio. Esa cartografía inicial, suerte de diagnostico interno y externo. Que se actualiza permanentemente merced a la inserción del citado sistema informático, le permite al sistema realizar una evaluación constante de la labor policial.

Reforma organizacional y control interno

Se aplica un modelo de control interno, basado en teorías del management sobre el "re-engineering" de la empresa (asociadas a los nombres de Michael Hammer y James Champy) y de la "gestión por objetivos". Bratton realiza una serie de reformas organizacionales, no obstante, la primera medida tomada fue una depuración en los niveles de la alta conducción. Se dejó fuera de servicio aproximadamente a las tres cuartas partes de los jefes de unidades operativas.[4] Ello ante el hecho de que se había detectado que el narcotráfico se desarrollaba en connivencia con dichos funcionarios.
La estructura se descentraliza, se re distribuyen las responsabilidades, en los nuevos jefes de unidades operativas, que tras la depuración enunciada no superaban un promedio de edad de 40 años.[5] Se introducen nuevas formas de rendición de cuentas. A los jefes de las distintas seccionales, se les asigna la responsabilidad por los estallidos de criminalidad de su zona y se les exigen explicaciones sobre éstos, en las reuniones estratégicas que tienen con sus superiores. Tales encuentros se producen dos veces por semana[6]; en implican un método de rendición confrontacional de cuentas.[7] Es decir que se produce la descentralización del mando y de la responsabilidad funcional hasta las cabezas de los Jefes de Comisarías o Seccionales. [8]
El criterio de evaluación de cada unidad operativa, se basa en la reducción de la estadística. En tal inteligencia cada dependencia policial, se convierte en un centro de “ganancia” que consiste en la disminución de los guarismos constitutivos de la estadística anterior de delitos consignados. El propio Bratton aseveraba "Estoy dispuesto a comparar mi staff de dirección con la de cualquiera de las empresas de la lista Fortune 500","¿Pueden imaginarse a un banquero que no estudie sus cuentas todos los días?"[9]
El nuevo sistema realizó una gleba de 12000 nuevos agentes. Que pasaron a engrosar un numerario que ya ascendía a los 36000 funcionarios. Se sostiene que la inversión en la implementación de este diseño, implicó en un quinquenio, un aumento del presupuesto policial que alcanzó la suma de dos mil seiscientos millones de dólares. Un incremento del 40 %.
Más allá de las estadísticas enunciadas, una multiplicidad posterior de estudios e investigaciones, ponen de manifiesto que no todo es mérito del diseño preventivo impuesto por la dupla Giuliani – Bratton. Sino que los índices se redujeron por otras razones. Entre las que se destaca que:
  • Los índices delictivos venían en descenso en Norte América desde el 1990.[10] El sistema se establece hacia el 1994, cuando la tendencia en baja era firme.
  • Que tales descensos pueden obedecer al incremento del personal citado[11][12] o las reformas estructurales y organizacionales enunciadas.
  • Cabe agregar también que en forma concomitante Nueva York se vio favorecida por las políticas de pleno empleo de la presidencia de Bill Clinton.
Otros se animan a declarar que la medida mas relevante en materia de seguridad que se tomó en Estado Unidos, opera hacia el 1973, momento en que la Suprema Corte de Justicia legaliza el aborto. Levis y Dubner en “Freakonomics”[13] dan cuenta del impacto positivo, pues señalan que tal medida redundó en que no se diera a luz a más de 37 millones de niños no deseados, evitando que estos, por una multiplicidad de causas concomitantes engrosaran las filas de los eventuales delincuentes.
Por su parte Linder,[14] da cuenta de la baja demográfica en los grupos de riesgo. Lo propio señala Crawford, quien agrega el hecho de que en tal momento también se diluye la epidemia de la cocaína crack “…En esta época también se diluyó la epidemia de la cocaína crack que había impulsado este aumento en el delito y un envejecimiento general de la población que tuvo como consecuencia la existencia de una cantidad menor de varones en la última etapa de la adolescencia (un grupo etáreo con una participación en delitos desproporcionadamente alta en comparación con los demás)…”[15]
Es decir que tal vez el eslogan de W. Bratton no sea del todo tan exacto, cuando exclamaba, “… ¡el delito ha descendido, échele la culpa a la policía!”.[16] Sino que es preciso realizar un análisis más meticuloso, máxime si se atiende a que el modelo fue vendido por Giuliani en México y este no ha prosperado, que Bratton se hizo cargo de la Policía de Los Ángeles y que no ha reproducido el éxito neoyorquino.
Se suele apuntar también que el diseño no se ha convertido en el modelo a emular en Estados Unidos, sino que Policías como las de San Diego
[17]o la de Boston[18], en un mismo lapso considerado, aplicando las tácticas de la community policing[19], han obtenido ostensibles bajas en los índices de criminalidad, sin contar con los recursos, la cantidad de efectivos ni los efectos colaterales que ha traído aparejada la aplicación de la estrategia en cuestión. [20]. No obstante, la mayoría de las policías estadounidenses siguen las directrices de las formulas californiana y bostoniana[21], y eluden la aplicación de las prácticas de Tolerancia Cero.

Las críticas

Resultan innumerables la cantidad de detenciones, de denuncias de abuso y violencia policial, que ha llevado a Adam Crawford, a señalar que un sistema reactivo y confrontativo de esta naturaleza, no constituye un modelo recomendable para ser aplicado en Gran Bretaña. Pues en lugar de dar solución a los delitos graves, puede lesionar gravemente la confianza social y la eficacia que tal policía ha logrado. Por su parte también se destaca que, si bien hay plena conciencia en los altos mandos del sistema policial británico, pareciera ser que no existe tal conocimiento en la esfera política. [22]
Después de todo (agrega el autor citado) “… fue la aplicación de una estrategia policial similar, la Swamp '81, la que desembocó en los disturbios de Brixton en 1981[23] y es de este tipo de modelos que ha buscado alejarse la actuación policial…” [24]
Un estudio estadístico del uso de la técnica del "stop and frisk"(medida característica de este sistema, consistente en controlar, detener y en caso necesario someter a cacheo en la vía publica a cualquier persona razonablemente sospechosa de un delito) pone de manifiesto que estas practicas en un cincuenta por ciento se llevan a cabo sobre la población negra. Que el sesenta y tres por ciento de los individuos controlados por la Unidad de Lucha contra los Delitos Callejeros también son de dicha extracción. Que tales prácticas son realizadas con preferencia en los barrios afroamericanos y latinos. Además del hecho de que el 40 por ciento de los arrestos carece de justificación legal. [25]
“…En realidad, criminólogos, juristas y jefes de policía coinciden en la idea de que el feudo de Rudolph Giuliani pagó un pesado tributo financiero y cívico por la baja de la criminalidad: elevación masiva del presupuesto y el número de efectivos de las fuerzas del orden, escalada de las denuncias por abuso y violencias policiales, crecimiento continuo de la cantidad de personas detenidas y encarceladas, desconfianza y temor crecientes de la población de los barrios pobres y notable deterioro de las relaciones entre la comunidad afroamericana (e hispanoparlante) y la policía, a punto tal que el reverendo Calvin Butts, que dirige la principal iglesia bautista de Harlem, corazón del Nueva York negro, osó tratar públicamente al alcalde Giuliani de "racista que está creando un Estado fascista"…”[26]
Se han dado casos resonantes que han puesto de manifiesto los extremos a los que pueden llegar estrategias de esta naturaleza los casos “Diallo” [27] y “Louima[28]” son claros ejemplos. Así mismo los excesos de la Unidad de Lucha contra los Delitos Callejeros (Street Crime Unit) [29] dan cuenta de la agresividad y la selectividad del sistema.

Prevención

En un horizonte temporal, ante la eventual comisión de conductas tipificadas como “delito” se pone de manifiesto la existencia de dos momentos. Que indican la prevención y la represión de los hechos delictivos. La primera en consecuencia opera ex-ante en tanto que la segunda lo hace ex – post, es decir ante el hecho consumado que pone en funcionamiento el aparato punitivo.
Tal como lo indica Baratta y la historia misma, el sistema devino incapaz de cumplir con sus funciones declaradas. Todos sus frentes devienen ineficaces, en el sentido de la construcción de sociedades más justas, pues sin dudas, logra sus objetivos mayores, contribuye cotidianamente con su cuota que permite la reproducción sistémica del poder hegemónico que lo ha obtenido.
Señala Baratta que ¨… La legitimación instrumental de los sistemas punitivos ha llegado en efecto, a una crisis irreversible. La función de prevención especial positiva (resocialización del infractor), la general positiva (la afirmación simbólica de la validez de las normas que favorecen el proceso de integración social) , la prevención general negativa (disuasión de potenciales infractores), la prevención especial negativa sostenida, especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica, en sus formas complementarias, la neutralización del infractor (incapacitation) y la intimidación específica (specific deterrence)…”[30]
Si bien el concepto de prevención policial, es tan viejo como la historia misma de la policía. Se suele señalar que hacia el 1829 en tiempos de la ‘nueva policía’: del Primer ministro Peel y sus dos primeros Comisionados de la Policía Metropolitana, Rowan y Mayne. Ponían de manifiesto el rol preponderante de la prevención. Esta representaba su función principal. No obstante, Sir Peel entendía que la prevención era “…una presencia altamente visible de patrullas de oficiales uniformados, mínimamente armados y dotados de poderes legales limitados que se aproximaban a los de los ciudadanos. Se creía que los efectos preventivos derivaban de la autoridad y el orden que esa forma de trabajo policial impondría. Reiner ha llamado a esto la función de ‘espantapájaros’ de patrullas regulares uniformadas.
Ese rol central fue decayendo. La asociación de la prevención con los recorridos ociosos, la desvalorización de “rondines” o “recorridas” a pie, que además era considerada una actividad de aprendices y sumado la dificultad de medir sus resultados. Provocó que estas ideas se fueran manteniendo en el tiempo, hasta considerarse que la prevención en definitiva era la disuasión que el sistema de la justicia penal realizaba considerado en su totalidad. Hasta los momentos en que comienza a acentuarse la caída del Estado de Bienestar, en que empieza a operar una suerte de renacimiento de los conceptos de prevención. Como una batería de recursos de naturaleza extra – penal.
No existe un acuerdo unívoco en cuanto a la definición de “prevención del delito”, dada la ambigüedad y la vaguedad del campo de referencia semántica del concepto mismo. Se destaca que, a la hora de elaborar una definición o al emplear una táctica de prevención, necesariamente se parte de ciertos presupuestos, relacionados con el concepto criminológico que se tiene de delito, de la criminología, de las causas de delito y de la realidad criminal. Así mismo es preciso incardinar estas prácticas conforme a los principios que nutren axiológicamente el ordenamiento jurídico en el que se desarrolla y debe ser adecuado al concepto mismo de seguridad que se predique.
Pese a ello, cierta definición esbozada por Van Dijk, resulta útil dado que la separa del sistema penal ampliándola de modo conveniente "la totalidad de las políticas, medidas y técnicas, fuera de los límites del sistema de justicia penal, que tienen por objeto la reducción de los distintos tipos de daño causado por actos definidos como criminales por el estado." [31]
Las tácticas mas empleadas han sido las “situacionales” y las “sociales”. No obstante, se suele agregar las denominadas tácticas comunitarias. Máximo Sozzo, distingue tres tipos de tácticas de prevención, (situacional – ambiental, comunitaria y social) las que seguidamente se analizan.

Táctica Situacional y Ambiental

Surgida hacia el 1980 en Inglaterra estrechamente vinculada al trabajo elaborado por el Home Office, como un programa cuyo objetivo central estriba en la reducción de oportunidades para la realización de los delitos.
Son el resultado de políticas de cuño neoliberal. Consisten en sentido lato, en incrementar los riesgos de detención y detección de los potenciales delincuentes. Estos modelos de intervención encuentran sustento científico en la teoría de la Elección Racional, el Designing out crime, el espacio defendible, las teorías de las actividades rutinarias o de la vida cotidiana, etc.

La teoría de la elección racional:

Supone la hipótesis de un delincuente racional, calculador, tal como lo entendían Becaria y Betham. Son en definitivas corrientes utilitaristas. Se sostiene que el eventual delincuente realiza un cálculo de costos y beneficios. Es decir que pondera los riesgos que se corren y las ventajas que puede lograr. A raíz de ello, la prevención, debe tener la finalidad de alterar el proceso de toma de decisiones, así aumentará los riesgos del eventual transgresor y evitará todo tipo de ventajas que este pueda obtener.

El diseño arquitectónico para excluir la criminalidad

El “Designing out crime¨, implica relacionar la criminalidad con el diseño arquitectónico, el desarrollo ambiental o urbano, Oscar Newman, uno de sus mentores introduce el concepto de “defensible space” o espacio defendible, como el modelo de ambientes de viviendas populares que inhiben el delito, al ser expresión física de una comunidad que se defiende a sí misma. El buen diseño puede despertar sentimientos de territorialidad comunidad, de compromiso y responsabilidad en los residentes, para su posterior mantenimiento y cuidado. Generando una forma de control social local.
  • Territorialidad: implica la definición del espacio que delimita las áreas de control mediante la subdivisión de los lugares en ‘zonas de influencia territorial’. Parte de esto es, claramente, la delimitación del espacio en público o privado. Esto sirve para desalentar a los extraños de modo que no ingresen y alentar a los residentes para que defiendan sus áreas.
  • Vigilancia: el diseño de edificios de modo que permitan la fácil observación de áreas territoriales. Esto brinda a los residentes y a sus agentes oportunidades para vigilar.
  • Imagen: el diseño de edificios para evitar los estigmas del particularismo y la sensación de vulnerabilidad, que se nota especialmente en los complejos masivos de viviendas sociales. 
  • Medio ambiente: la yuxtaposición de complejos de viviendas sociales con ‘zonas seguras’ en áreas adyacentes y, contrariamente, la ubicación de desarrollos fuera de las áreas que proveen una amenaza continua. 

Las actividades rutinarias o de la vida cotidiana 

Mediante la teoría de las actividades rutinarias, se pretende arribar a una explicación causal del crimen, pues considera ciertos elementos necesarios para su producción, un predador, un blanco y la ausencia de un guardián. La ciudad aparece como un escenario que estimula la producción delictiva, pues su rutina facilita la coexistencia y combinación de los elementos señalados.
“…Felson sugiere ‘cuatro pasos para desalentar la delincuencia’ vinculados con distintos niveles de responsabilidad: personal, asignado, difuso y general. La disuasión personal es responsabilidad de la familia y los amigos; la disuasión asignada es responsabilidad de los empleados para hacerlo, tales como los oficiales de policía; la disuasión difusa es responsabilidad de personas empleadas, pero no asignadas a una tarea específica, tales como un maestro de escuela; y la disuasión general es responsabilidad de personas no pagadas que no tienen un vínculo personal o tarea ocupacional designada, tales como extraños y otros ciudadanos…”.[32]
“…La teoría de la actividad rutinaria es parte de una convergencia más amplia de ideas en torno a los atributos espaciales y situacionales de los delitos y varios comentaristas han intentado desarrollar vínculos entre las actividades de rutina y la teoría de la elección racional de Clarke (Felson 1986; Clarke y Felson 1993). Esto ha hecho que se preste una considerable atención preventiva a la relación entre los lugares – su diseño, su medio ambiente y arquitectura – y los delitos. Ha hecho que los comentaristas reflexionaran sobre por qué ciertos lugares experimentan niveles especialmente altos de incidentes delictivos y si hay algo en algunos lugares particulares que atrae al delito…”.[33] 

El desplazamiento:

En definitiva, el problema mayor se halla constituido por el desplazamiento de la actividad criminal, dado que si bien se lo desplaza el crimen se redirecciona, y los efectos de estos corrimientos deben ser afrontados por las políticas publicas, se han producido, sin solución total una multiplicidad de debates al respecto y teorizaciones al respecto.
“Bennett y Wright (1984) han sostenido que el desplazamiento es un ‘proceso psicológico a corto plazo que tiene lugar cuando se cometen delitos alternativos después de que se impide a un delincuente delinquir contra su objetivo original. El desplazamiento puede tomar varias formas diferentes (Repetto 1976; Hakim y Rengert 1981): [34] 
El desplazamiento espacial o geográfico, cuando el mismo delito se comete en un lugar diferente
El desplazamiento temporal implica que el mismo delito se cometa contra el mismo objetivo en un momento distinto
El desplazamiento táctico implica que el mismo delito se cometa contra el mismo objetivo, pero de manera diferente o por medios diferentes
El desplazamiento de objetivo se da cuando se comete el mismo tipo de delito, pero se escoge un nuevo objetivo en lugar del original (por ejemplo, pasar de robar oficinas de correos a robar bancos)
El desplazamiento de tipo de delito se da cuando hay un cambio en la naturaleza de las actividades delictivas pasándose del tipo de delito propuesto originalmente a otro tipo (por ejemplo, pasar de robar oficinas de correos a asaltar personas en la calle)
Mar y Pease (1990: 279) sugieren otra forma de desplazamiento que llaman desplazamiento de perpetrador, forma que se daría cuando un delito es tan lucrativo que nuevos delincuentes llenan el vacío dejado por la remoción de un perpetrador preexistente. Utilizan como ejemplo a las ‘mulas’ del narcotráfico, cuya oferta parece renovarse sin que jamás se agote. Para complicar aún más el panorama, las formas antes mencionadas de desplazamiento pueden darse simultáneamente.
El desplazamiento maligno implica un cambio hacia delitos más graves o hacia delitos que tendrán peores consecuencias
el desplazamiento benigno tiene lugar cuando se comete un delito menos grave o un acto no-criminal (denominado con frecuencia ‘desistimiento’) o se comete un acto de similar gravedad contra una víctima para la cual (o en un lugar en que) el acto tiene consecuencias menos graves…”[35]

Máximo Sozzo cita una serie de mecanismos de intervención ¨…Intervención Orientada a los Ofensores: El Uso de Circuitos Cerrados de Televisión en Estacionamientos de Autos. Intervención Orientada a la Comunidad/Vecindario: “Designing out” la Prostitución. Intervención Orientada a la Víctima: el Proyecto Kirkholt de Reducción de la Victimización Repetida en Robos en Casas/Apartamentos. [36]
Más allá de las incongruencias epistémicas de las teorías que le dan sustento, dado su carácter ahistórico y avalorativo. No pueden superar la crítica del desplazamiento merced a la intervención. La que a partir de ese corrimiento provoca el beneficio de un sector en desmedro de otro. Es decir que solo lograría el emplazamiento del crimen. No obstante, sin dudas deviene funcional al modelo que defiende y en virtud del cual el poder lo impone. Pues es altamente selectivo, pues no tiene incidencia en la criminalidad privada, dado que se aboca a los espacios públicos, tampoco incide en los delitos de la esfera privada (el hogar), ni hablar de los delitos económicos, crimen organizado o delitos de autoridad. [37] . La crítica con razón se proyecta a la estrecha relación con los intereses de la industria de la seguridad, promueve la exclusión, atenta contra las garantías constitucionales, etc.

Táctica Comunitaria

Pavarini hace referencia a estas como “prevención a través de la participación situacional”, mientras que Crawford la incluye dentro del conjunto más amplio de la “prevención social y comunitaria”. Sostiene Sozzo que, en sentido estricto se encuentra muy vinculada a las premisas teóricas de la táctica social, ya que se imagina como una forma de pensar y actuar sobre las causas del delito –una diferencia importante con respecto a la prevención situacional y ambiental.
Esta concibe a la comunidad como una dualidad, objeto y actor. En virtud de ello los habitantes tienen valores en común, y se predisponen a reconstruir el control social de su territorio. Mediante la intervención de tácticas situacionales ambientales, con el fundamento teórico propiciado por las teorías de la elección racional y las actividades rutinarias.

Los modelos de Movilización de los Individuos y los Recursos 

La comunidad desarrolla un rol doble, al mismo tiempo que aparece como blanco, también opera como vía de intervención. Se sostiene que la comunidad se convierte en la forjadora de su propio destino, dejando de lado su actitud pasiva, recuperando su autonomía, merced a su capacidad de gestión. En función de ello a fin de lograr la autogestión de su propia seguridad debe movilizar individuos o recursos para ello. 

La organización comunitaria

La organización comunitaria, entiende al delito como producto del fracaso de la vida comunitaria. Una frustración. Ciertas teorías ecológicas, sostienen que aparece ante la frustración de los procesos de socialización. Las medidas apuntan a la generación de espacios solidarios que reconstruyan el tejido comunitario perdido. A partir de diversos programas recreativos, deportivos, educacionales, sobre las áreas y grupos afectados.

El Involucramiento de los Residentes: 

Consisten en una suerte de neo contractualismo, la agencia policial resigna gran parte de sus facultades ante la comunidad. ¨…Se trata de las ideas en torno a la “orientación a la resolución de problemas”. Las comunidades locales tienen particularidades irreductibles, por lo que sólo ellas mismas pueden definir cuales son sus propias necesidades y problemas. El involucramiento de los residentes en la actividad preventiva permite habilitar un flujo de información, desde la comunidad local a los actores encargados de brindar el servicio público, principalmente, la institución policial. De esta forma la institución policial puede cambiar sus formas de pensar y actuar de acuerdo a las demandas de la comunidad. Se apunta a la producción de una relación de confianza y cooperación entre la institución policial y el vecindario, en el marco de la descentralización de la toma de decisiones y la prestación de los servicios, en las estructuras estatales.[38]

Las Instituciones Intermedias 

Se trata de entidades civiles capaces de regular comportamientos. Con ciertas facultades para ello. Son creaciones basadas en las teorías de la Escuela de Chicago. Pero con la diferencia que ahora, ya no reivindica estos espacios como agentes socializadores, sino que vienen con mayores facultades, que les permitiría actuar directamente en el control de las conductas desviadas. Aparece como una herramienta que apunta a la autogestión de la seguridad, a la autorregulación de la comunidad local.
En los últimos tiempos van apareciendo una multiplicidad de instituciones, que van adquiriendo gradualmente mayores facultades y que, si bien no actúan junto a la agencia policial, el estado las fomenta y les confiere su apoyo.
Ejemplos de estas instituciones intermedias son: los programas de mediación comunitaria, las diversas formas de “private policing” (“patrullas ciudadanas”, “guardias de agencias de seguridad privadas”, “grupos de vigilantes”), etc. Es interesante que esta revitalización de las instituciones intermedias surja exactamente cuando las mismas en casi todos los otros ámbitos de la vida social en el mundo anglosajón están desapareciendo.
Cabe apuntar que todas las tácticas enunciadas, han surgido con la caída del Welfare State, y el transito a un modelo de capitalismo que se ha erigido triunfante sobre las ruinas del estado de bienestar. Ante el hecho del transito de un estado que hace todo a otro que no hace nada, nada mas que garantizar la mano invisible del mercado. Junto al proceso de globalización, redundó en una nueva relación estado-mercado. Donde el primero en la mayoría de los casos se halla subordinado a una economía global, que en realidad hoy posee el poder real. El estado que lo ha perdido hoy solo cuenta con un poder simbólico. Esta supremacía del poder económico Ha provocado la pérdida del poder de los Estados, que en la medida en que se va replegando, en función del desmantelamiento de los otrora estados benefactores, van perdiendo capacidad para responder a las demandas de la sociedad.
Sozzo[39], enumera las distintas técnicas de intervención, las que si bien no resisten crítica alguna. Son el resultado de esta estructura de dominación, de ribetes salvajes, que por cierto hacen irrealizable aquel programa de ¨... Derechos humanos…¨ que deberían orientar cualquier sistema de seguridad. 

Técnicas de Intervención. 

1) Mediación Comunitaria: 

Esta técnica de intervención parte de la base de recuperar el control de los propios conflictos por parte de las comunidades. Los mismos se concibe que han sido tradicionalmente expropiados por el sistema de justicia, a través de sus profesionales, relegando a las partes involucradas al papel de meros observadores. Se trata de que las partes tengan un papel preponderante en la resolución de sus disputas Es muy difícil construir una evaluación de este tipo de técnica de intervención en cuanto a su impacto sobre el delito y el miedo al delito. Las evidencias empíricas demuestran un alto nivel de satisfacción de aquellos que participaron en los procesos de mediación, sin embargo, también demuestra que el impacto de la mediación comunitaria en la comunidad es marginal ya que sólo un grupo de “privilegiados” ingresa voluntariamente en este tipo de esquemas y no los vecinos en general. 

2) “Community Policing”: 

Señala Lolita Aniyar de Castro[40] que el padre de la “Community Policing” fue Trojanovicz para este, implicaba un nuevo contrato entre la policía y la comunidad a la que sirve, la comunidad, se piensa, tiene el derecho de influir en el proceso policial. Consiste en una serie de tácticas diferentes a las tradicionales, no requiere ser llamada, sino que siempre está presente escuchando las prioridades de la gente participándola en la gestión de la seguridad. Es el modelo antitético al diseño clásico policial francés, tiene una esencia menos vertical y más democrática, que la presenta como más confiable en los niveles territoriales. 

3) “Neighbourhood Watch”: 

Este tipo de técnica de intervención está muy vinculada al “community policing” y se ha desarrollado fundamentalmente a partir de la década del 80 en Gran Bretaña y EE.UU. Se trata de una forma de involucrar a los miembros de la comunidad local, impulsada y asistida por la institución policial, como una forma de colaboración con la actividad policial. Los objetivos del NW apuntan, por un lado, a la reducción de los delitos “oportunistas”, de los robos en casas y apartamentos y los robos de vehículos; y por el otro, a la reducción del miedo al delito, desarrollando en la comunidad local una conciencia sobre la prevención del delito y un mejoramiento de los mecanismos de seguridad doméstica. 

En líneas generales importa facilitar el contacto entre el público y la policía y mejorar su relación. El NW implica básicamente una actividad de vigilancia de los vecinos del propio territorio que habitan y un canal ágil de información con respecto a la institución policial. 

Un complemento de los NW son las “patrullas ciudadanas”. El problema más importante de este derivado del NW es la cuestión de la legitimidad y la responsabilidad: sus facultades no están legalmente establecidas como las de la policía pública, y a diferencia de ella, los SW y las patrullas ciudadanas no reciben entrenamiento ni son controlados de ninguna manera por su accionar, ¿ante quién serían responsables? El riesgo de que se desarrollen en un sentido represivo está siempre latente (Aniyar de Castro, L., 1998; Pavarini, 1994). 

Táctica Social 

Esta táctica compite constantemente en el mundo anglosajón con las tácticas anteriores, en tanto que en Francia aparece como el eje central de este tipo de políticas. No obstante, en el primero en estos últimos tiempos se van imponiendo las tácticas situacionales, en desmedro de las sociales, dadas las características del diseño neo liberal.

Mundo Anglosajón 

Si bien ostenta resabios positivistas más morigerados. Resulta también de una teoría determinista que como todas ellas devienen ahistóricas y avalorativas. Se sostiene una suerte de determinismo social, donde la criminalidad es el efecto de la pobreza, la falta de educación, fallas en la socialización, falta de conformismo. Entonces atacando las causas se reduce la criminalidad. Trabajando en ciertos grupos considerados criminógenos, se produce una reducción del delito.

Esta táctica de prevención del delito tiene residuos positivistas que solía señalar a la “reforma social” como un instrumento de la prevención ante-delictum, ya que la criminalidad se reconocía como efecto de aquellas fallas señaladas. A partir de la intervención de ciertas políticas de naturaleza económica tales como el aumento de salarios, reducir la desocupación, mayor educación, etc. se obtendrá una menor delincuencia. 

¨…Se trata, de la táctica contemporánea de prevención del delito que más se liga al pasado y la única que preexiste, sin dudas, al momento del “cambio paradigmático” de los años 80. Como táctica de prevención del delito está difundida en horizontes culturales muy diferentes y en el marco de la “crisis del Estado Social” se reconstruye de diferentes maneras de acuerdo a las contingencias y a las circunstancias de cada contexto…¨ [41] 

Aparecen dos teorías fundamentales, la teoría del control y la de la anomia de Merton. La primera, cuyo objeto se centra en causas psico - sociales en función de las cuales los hombres delinquen. La “control theory” de Hirshi, entiende que el delito es el producto de un defecto de socialización. Ha fallado la escuela o el hogar, en lo que refiere a los procesos de socialización, en virtud de ello es preciso reforzarlos. Se adhiere a este grupo la teoría de las subculturas de Cohen. 

Las críticas a estas teorías se centran especialmente en la negación del conflicto, ahistoricidad, a valoratividad y sin dudas en sus pretensiones de universal validez. 

En cuanto respecta a las técnicas de intervención estas se proyectan con predilección a los potenciales ofensores, ¨…mediante dispositivos institucionales de ejecución penal en torno a los ideales de la resocialización, la rehabilitación social o la reintegración…¨ sin constituir, muchas veces mecanismos extrapenales de prevención. No obstante, otro tipo de intervención que arbitran apuntan a los grupos de riesgo, identificando mediante programas de investigación fáctica, los factores que introducen a los jóvenes en carrera criminales. 

¨…En la primera operación se ha avanzado sobretodo a partir de la década del 60, generándose cada vez mayor cantidad de “factores de riesgo” que se suman a la lista, apoyados siempre en la investigación empírica sobre “persistent young offenders”. Pueden ser agrupados en: el género, la personalidad y los comportamientos individuales (comportamiento hiperactivo, impulsividad, etc), las influencias familiares (la pobreza familiar, familias de un solo progenitor, abusos físicos, etc.), las condiciones de vida (viviendas precarias, etc.), las influencias de la escuela (deserción escolar, etc.); las presiones del grupo de pertenencia y las oportunidades ocupacionales..."

En Francia 

Con la creación “Comité Nationale de Prevention de la Violence ¨ y el informe Bonnemaison, donde se proyecta la prevención del delito a partir de tres ideas fuerza, solidaridad, integración y localidad. Las causas del delito surgen de distintos factores sociales tales las condiciones de vida, de trabajo, los cambios en la organización de la vida familiar, la pobreza y la exclusión social. El Estado debía responder mediante la aplicación programas de integración para que estos marginales grupos, recrear o fomentar la creación de espacios solidarios para la integración de estos a la sociedad. 

El informe pone de manifiesto la incapacidad de los mecanismos represivos para tales fines. Que la actividad tampoco puede ser confiada a los operadores del sistema de justicia, por lo que se propone la creación de una nueva estructura administrativa que se aboque a ello.

Lo que origina la constitución de dicha estructura, integrada por El “Conseil Nationale de Prevention de la Delinquance”, encabezado por el Primer Ministro e integrado por representantes de los ministerios relevantes y los intendentes de las ciudades más importantes; los “Conseils Departamentaux du Prevention de la Delinquance” y los “Conseils Communaux du Prevention de la Delinquance” (CCPD). 

Lo positivo del abordaje francés consiste en el carácter local de la respuesta. Surgida del citado informe. La descentralización administrativa, la participación ciudadana y la cooperación entre las agencias estatales y los actores sociales. 

En la actualidad existen aproximadamente 700 CCPD en casi todas las ciudades francesas. La investigación empírica sobre la implementación de los contratos de acción de prevención parece demostrar que en la práctica se le da un papel central a las áreas urbanas mas deprimidas socialmente y a la mejora de la calidad de vida en ellas. En primer lugar, se ha señalado que los proyectos impulsados por los CCPD han sido por lo general vaga y ambiguamente dirigidos a poblaciones en general en lugar de a determinados sectores poblacionales en riesgo, es decir, que las técnicas de intervención han sido más bien primarias que secundarias, aún en la dimensión local. En segundo lugar, que la compleja estructura administrativa muchas veces genera superposiciones de funciones y de esta forma se malgastan recursos materiales y humanos, desde el punto de vista de las agencias estatales y que, por otro lado, esto ha impedido la activa participación del sector privado, reproduciendo la fuerte tradición estatista francesa. (Robert, 1991, Baratta, 1998; Creazzo, 1996)[42]. 

Las experiencias suecas, holandesas y japonesas en materia de prevención. 

La experiencia de Suecia: 

Hacia el año 1974 creó el primer Consejo de prevención del Delito del Mundo, y su marco normativo. Desarrollando a partir de ahí la primera política clara en la materia. 

Constituye un sencillo sistema que implementa distintos programas de prevención, fundándose en estrategias de largo, mediano y corto plazo. A través de la aplicación de técnicas de prevención situacional y social. Su universo de trabajo abarca a la delincuencia, victimas, grupos de riesgo y la población en general. Las directrices generales de los programas son implementadas por autoridades locales en cuatro fases.

• El mapeo detallado del delito y actividades existentes de prevención del delito dentro una localidad dad, así como un cálculo de los recursos disponibles,

• Sobre esta base, los actores relevantes coordinan el planeamiento de las medidas a tomar,

• Estas medidas son luego implementadas por medio de los actores locales,

• Las medidas son evaluadas posteriormente. 

Ha convertido en un tema permanente de los programas de gobierno con obligaciones de acción y financiación. Exige que el gobierno se asegure de que se aliente a las agencias nacionales, regionales y locales a planear, implementar y mejorar los programas, para trabajar en coordinación con los demás, recolectar información sobre la prevención y promover los programas de capacitación. 

Esta estructura ha creado un grado importante de supervisión estratégica y de estabilidad que alienta y facilita el pensamiento y la planificación a largo plazo. 

El gobierno central asume su responsabilidad de indicar las directrices generales, que deben seguir las autoridades locales en la aplicación de tales políticas y asegura el monitoreo y evaluación periódica de tales estrategias. La estructura ha sido exportada, con diferentes variantes a países tales como Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Francia. 

Los Países Bajos: 

El ministerio de Justicia holandés ha generado una visión estratégica de la prevención del delito. En el documento “Sociedad y Delito” que data de 1985. Con anterioridad funcionó un comité de expertos.” … el Comité Roethof, que en 1983 había recomendado un nuevo compromiso con la prevención del delito que reuniera a todos los sectores de la sociedad para cooperar en el ámbito local. había llegado a la conclusión de que los delitos menores son resultado esencialmente de problemas sociales subyacentes –en especial del apego decreciente por instituciones de control social como la escuela, la iglesia y la familia- y que el derecho penal no es el modo apropiado de encararlos en primera instancia…” 

El documento ‘Sociedad y Delito’, sigue la línea fijada precedentemente y desarrolla un concepto de la criminalidad, distinguiendo los delitos de menor cuantía de los realmente graves. Destacando la necesidad de aplicar la justicia penal como un derecho de excepción. 

Subyacen del documento en ciernes tres principios o directrices generales.:

• El fortalecimiento de la vigilancia ocupacional y el control de los delincuentes potenciales por parte de aquellos particularmente bien ubicados para hacerlo por ejemplo, los conductores de autobuses, los serenos y porteros, empleados de comercio, entrenadores deportivos y trabajadores de la juventud 

• El desarrollo del planeamiento urbano y ambiental que toma en cuenta un intento de limitar las oportunidades para cometer delitos

• El refuerzo de la integración social, en especial ‘para fortalecer los lazos de la generación venidera con el resto de la sociedad’ (por medio de la familia, la escuela, el trabajo y la recreación). 

Se destaca también la creación de un fondo creado por el gobierno de de 45 millones de florines

(Aproximadamente £17.500.000) para el período 1986-1990 para subsidiar a las autoridades locales comprometidas en la cristalización a través de distintos programas de los axiomas plasmados en tal documento. 

Las autoridades locales, operativizan tales directrices mediante la labor conjunta con las instituciones, grupos voluntarios y el pueblo en general. 

Esta nueva estructura administrativa originó un proceso de consultas trilaterales entre la policía, la Procuración General y las administraciones de las autoridades locales por medio del alcalde. Se estableció a la evaluación ‘científica’ como condición para recibir fondos. En 1990, se renovó y amplió el financiamiento por cinco años más. El presupuesto equivalía al 1 % de los gastos totales anuales en policía, justicia penal y cárceles 

Japón, ¿una cultura del control informal? 

Tiene la tasa delictiva mas baja del mundo industrializado. No obstante aglutinar todos los factores necesarios según gran parte de la comunidad criminológica, para ostentar altos. Altísimo grado de desarrollo tecnológico e industrialización, urbanización y consumo. Si en los últimos las tasas han subido muy ligeramente y han entrado en un periodo de amesetamiento. Este país, en la década del noventa prácticamente tenía las mismas tasas que en la del 60. En tanto muchos países industrializados cada 12 o 14 años observan que sus tasas se duplican en Japón no presentan modificaciones.

La criminología argumenta que la base del éxito radica en la cultura de este país. Precisamente en la acción de su control informal. 

Los japoneses están inmersos en grupos densamente tejidos de personas conocidas que tienen el derecho presunto de decirles cómo deben o no deben comportarse. La continua perduración y fuerza de formas grupales y asociativas, a pesar de su historia de rápido crecimiento económico en el período de posguerra, es un elemento definitorio del control del delito en el Japón. 

Los espacios solidarios verdaderas usinas de principios morales, generados en el trabajo, los vecindarios y las familias constituyen un efectivo mecanismo de control social informal. 

No obstante, es dable destacar que en su historia reciente no solo aparece como un ejemplo en lo que hace a las bajas tasas criminales, sino que también lo es en cuanto a la baja brecha entre pobres y ricos, a las ínfimas tasas de desempleo y de pobreza. Además de la cultura también cabría agregar que los mecanismos de distribución resultan más equitativos. Tal vez ello explique mejor el resultado. 

Concepto de Criminología 

Al momento no existe una disciplina que halla demostrado estar en mejores condiciones para comprender aquel sector de la realidad, que constituye la realidad criminal desde un enfoque no normativo. Solo de este modo, la ciencia tras captar la realidad criminal, mediante la interpretación total de la misma, tanto en sus dimensiones objetivas como subjetivas, estará en condiciones de contribuir a su transformación.
Evitando un destino similar al de las corrientes etiológicas y otras tantas, tal como es el caso de la “teoría de las ventanas rotas”, convertidas en meras herramientas de los sistemas punitivos, impuestos por el poder político para asegurar la reproducción de un sistema socio político perverso[43] que, basados en hipótesis de selección natural, termina arbitrando en realidad una selección cultural, criminalizando a los sectores más vulnerables del sistema. Cometiendo los más aberrantes excesos. Para que tales sistemas junto a otros mecanismos de control, permitan que el veinte por ciento, de aquellos que impiden el tan soñado derrame de Adam Smith, vivan y para colmo se quejen, con el ochenta por ciento de la riqueza, en tanto que el otro ochenta por ciento de aquellos que apenas unas gotas de aquel mentado derrame los ha alcanzado, deban subsistir con el veinte por ciento que en realidad se ha derramado.
En definitiva, es innegable la existencia de un sector problemático de la realidad social que demanda respuestas. Debido a la imposición de sistemas punitivos que se van adecuando a este nuevo diseño estatal, creados para asegurar la supremacía de los que mas tienen en desmedro de los que menos poseen. Si bien ello nos introduce en un problema mayor. Que no es ni más ni menos que la construcción de sociedades mas justas. No deja esta de ser una buena forma de abordarlo.
Por todo ello defino criminología, como un espacio abierto donde se permita el desarrollo de diferentes teorías no normativas, que tengan por objeto el estudio de la realidad criminal. Y entre ellas el de una teoría critica informada hermeúticamente, abocada al estudio de aquel sector de la realidad, constituido a partir de la imposición de sistemas punitivos y las consecuencias, que tal incursión genera en la agencia humana y en las estructuras que por su parte se co determinan en un sistema socio político dado.
No se trata de eliminar las dominaciones, sino simplemente reaccionar cuando los fines del poder no coinciden con la construcción de sociedades justas o al menos más justas. Dado que precisamente en ese entonces es cuando la ciencia deviene funcional y pierde su conciencia, una ciencia sin valores, una ciencia histórica, de verdades universales, de métodos únicos, es el mejor argumento para la reproducción de sistemas injustos. [44]. El positivismo, conductismo o funcionalismo aggiornado es el mas claro ejemplo del saber sometido al poder.
Sin dudas se propone una criminología que no se arrogue la facultad de encontrar respuestas definitivas, sino que permita captar una realidad que se construye a partir de prácticas cotidianas. Terreno desde el cual la acción humana va conformando la identidad del hombre y la sociedad, una identidad en gran parte determinada por la historia, los discursos de poder, el lenguaje, los valores que se plasman en instituciones. Así se establece una dualidad entre agencia y estructura.
La criminología entonces requiere una ontología diferente, una que permita captar el sentido de las conductas sociales, y de los productos de las mismas. Debe arbitrar para ello una metodología hermeneúticamente informada, pues los intereses, la subjetividad subyacente, la emotividad, la pasión, el deseo, tienen cualidades ónticas diversas a la de los objetos naturales. Ya no es momento de defender ningún tipo de táctica prevencional extra penal o no, ni siquiera el mas sencillo dispositivo de seguridad. Basados en teorías criminógenas de neto corte causalista, que explican el complejo fenómeno criminal, del mismo modo que quien señala los elementos constitutivos de la pólvora. 

Concepto de Seguridad 

Marcelo Saín en el Leviatán Azul, define seguridad como : ¨...La situación política y social en la que las personas tienen legal y efectivamente garantizado el goce pleno de sus derechos – interpretando a estos no solamente como principios o garantías formales sino también como practicas sociales- a defender y a ser protegidos en su vida, su libertad, su integridad y bienestar personal, su honor, su propiedad , su igualdad de oportunidades y su efectiva participación en la organización política, económica y social, así como su inigualdad ante la ley su independencia ante los poderes del Estado, y a obtener el pleno resguardo de la totalidad de los derechos y garantías emanadas del Estado de Derecho… Constituye una ficción que sirve de horizonte utópico de un cierto ordenamiento democrático. Ficción porque en las complejas y diversas sociedades modernas siempre se desenvuelven conflictos que cercenan o vulneran la vida y la libertad de las personas, así como el resto de los derechos humanos básicos. Y horizonte utópico porque sirve de meta inalcanzable pero activa a los efectos de estructurar un esfuerzo social e institucional permanente para acercarse a ese ideario democrático…¨[45]
Norberto R. Tavosnanska en un sentido afín sostiene ¨… En un sentido restringido, se vincula al sentimiento de confianza de la población por moverse expuesta a hechos de violencia física. ¨…la razonable expectativa de preservar y conservar los valores mas estimables, tales como la vida, la libertad personal, la integridad corporal, la libertad sexual...¨ No circunscripto a lo directamente físico, sino a obtener efectivamente el respeto de los derechos humanos para la satisfacción de las necesidades y la realización personal[46]
Advierte por su parte Alessandro Baratta que “…la seguridad como necesidad humana y como función general del sistema jurídico carece de contenido propio y se recomienda que la seguridad o certeza del Derecho, desde el punto de vista interno del sistema jurídico, debe venir construida normativamente y no tácticamente...” Da cuenta luego de la existencia de dos modelos el del derecho a la seguridad o al modelo de la segundad de los derechos. En concreto el modelo dominante en Europa (y en los Estados Unidos) es el primero. Pero la orientación al segundo modelo, representada por notables experiencias de política de seguridad entendida como política de la ciudad constituye no sólo un modelo alternativo legitimo, sino también una opción posible, pero improbable.[47]
Esta opción corresponde a una política integral de protección y satisfacción de todos los derechos fundamentales y humanos. Una política integral de protección y satisfacción de los derechos fundamentales y humanos no es sólo un modelo posible (pero improbable), alternativo a aquel existente (pero no necesario); es también un modelo legitimo, porque corresponde a la validez ideal de las normas contenidas en la Constitución del Estado social de derecho, al derecho internacional de derechos humanos y a la demanda social de implementación de estas normas.
Si bien se deduce una tendencia a optar por una definición amplia del concepto seguridad en oposición a una directriz reduccionista que la relacionaba pura y exclusivamente con la ausencia de delito. Concepto que incardinaba en el empleo del derecho como herramienta para combatirlo y no para limitar el poder.
La seguridad pública es un concepto jurídico, un valor jurídico señala Carlos C. Cossio, que forma parte de un plexo axiológico. En consecuencia, sostengo que en la medida que el sistema socio político y jurídico, se distancie materialmente del valor justicia. El cual debe orientar su rumbo, la seguridad necesariamente va presentar un grado deficitario, lo que provocara que se aproxime permanente a su desvalor (la inseguridad).
En tanto el estado siga presentando un poder simbólico las crisis se profundizarán, si bien se entiende que no se esta ante un determinismo sociológico y que la globalización opera con mayor intensidad en las grandes urbes. Una relación de esta naturaleza entre el estado y el mercado esta condenada a estallar. Deviene incompatible con la naturaleza humana. Si los Estados europeos tal como lo describe Baumann, padecen los efectos de este estadio, sin grandes visos de solución, en tanto han desarrollado un sistema democrático eficaz. Si hasta los países nórdicos, donde su modelo de estado benefactor ha resistido implacablemente todos los embates de este sistema perverso, comienza a acusar ciertas fallas. ¿Cuál será el costo que han de pagar países como el nuestro? Que aun no han logrado completar la transición a la democracia, y donde aun parece imposible superar el caudillismo. Paradójico lugar en el que, más allá de existir grandes educadores, juristas, médicos, no se logra establecer sistemas jurídicos, educativos y sanitarios con un mínimo de eficacia y eficiencia.
El neoliberalismo, pos capitalismo, o el nombre que se le quiera dar al sistema salvaje imperante, que aparece como el paradigma dominante en la actualidad. Auxiliado por la tecnología de las informaciones, producen una serie de consecuencias que repercuten no solo en las estructuras normativas y en el poder estatal, sino que a su vez en toda manifestación de la agencia humana. Provocando un exacerbado individualismo, con la respectiva fragmentación social.
Considerar a la justicia un valor, implica entenderlo como un ideal al cual los sistemas deben perseguir y que en cierta medida están condenados a no alcanzar nunca, pero si a aproximarse. Siguiendo a Agulla [48]se puede sostener que el sistema social, opera como un conjunto de diferencias y desigualdades. Lo que conlleva a una relación de poder, pues el mismo es una relación social entre desiguales, cuya característica y particularidad se halla dada por el tipo de desigualdad social existente.
Partiendo de la apreciación de Ulpiano, que entendía que justicia era “la constante y permanente voluntad de dar a cada uno lo suyo” La propia definición da cuenta que un estado subordinado a las directrices de la mano invisible de Adam Smith, apto tanto para crear un equilibrio automático de mercado competitivo, nacido por generación espontánea del intercambio agregado, como para generar un desorden aleatorio, también nacido del libre cambio propagado por mimetismo. Como lo describiera Jean Pierre Dupuy, no puede lograr nunca dar a cada uno lo suyo, tal como lo pensara Ulpiano. Salvo que se considere justo que 2500 millones de personas deban subsistir con 2 dólar diario.
Las soluciones a los problemas de seguridad, no pasan por edificar ciudades más seguras. Sino que la aspiración debería centrarse en la construcción de ciudades mas justas.
Tal vez sea útil entender a la seguridad como un valor, tal como lo plantea Cossio, y que este no se actualiza con más orden que el que sugiere la justicia, no obstante, la ausencia total o el exceso
 de orden también provoca desvalores. No se convierte por ello en un concepto restringido, sino que entender a la seguridad como un valor fundante de un valor integrador como la Justicia, permite un marco teórico que no solo cumple con la función de horizonte utópico que señala Saín, sino que no obstante su amplitud impide cualquier empleo que no apunte a la concepción de un ordenamiento jurídico distante del sentido de justicia social.

Conclusiones:

El análisis efectuado de las distintas tácticas de prevención extra – penal y las correspondientes técnicas de intervención. Nos permite ensayar una definición de esta metáfora a esta altura globalizada del concepto de “tolerancia cero”. Dado que en definitiva aparece como un complejo de elementos naturaleza diversa, que combina sofisticados recursos tecnológicos, que a la postre les permite elaborar un inmejorable sistema de diagnóstico externo (compstat) de su campo de acción. Además, a partir de ciertos postulados de management introduce un adecuado método de control interno, que le permite no solo detectar oportunidades y debilidades en el seno mismo de una estructura policial, que a su vez fue sometida a una depuración de los altos jefes y a un proceso de descentralización del mando operativo, y de las responsabilidades que caen en cabeza de los jefes de las seccionales. Medidas que hacen más a la estructura organizacional del diseño policial que a las tácticas preventivas. Se entienden que estas modificaciones sin duda son positivas.
No obstante, cabe reiterar que este diseño encuentra su esencia y base teórica en los postulados de la tesis del Broken Windows, que elabora una serie de hipótesis criminológicas de neto corte causal, y empíricamente indemostrables. Que ponen de manifiesto una vez la naturaleza de aquel dispositivo saber – poder. Donde este ultimo se nutre de la “ciencia” para generar sus propias verdades.
Por ello se define al diseño de tolerancia cero, como un complejo de estrategias, que abarcan un rediseño de la estructura organizacional policial, con un excelente control interno, enraizado en la tesis etiológica de las “ventanas rotas”. Que en la práctica se traduce en una intensiva técnica de policiamiento de intolerancia selectiva. [49]
En lo que respecta a la eventual aplicación de técnicas de esta naturaleza, es dable destacar que atendiendo al concepto de “criminología” y al de “seguridad” esbozados surge claramente que a más de resultar netamente incompatibles con el sentido de los mismos. Principalmente la esencia de tales estrategias resulta reñida con los principios que nutren axiológicamente nuestro orden constitucional y en consecuencia plexo normativo en el que se erige nuestro sistema de seguridad. Que ha captado y recuperado con el advenimiento del orden democrático, los axiomas del viejo y buen derecho penal liberal, del constitucionalismo social y de aquella corriente correccionalista surgida al amparo de las ideas de Dorado Montero y el correccionalismo español.[50]
A partir del desmantelamiento del Estado de Bienestar viene construyendo y promoviendo un minimalismo estatal y un maximalismo penal, no solo incluye practicas represivas de corte preventivo como la técnica analizada, sino que ella se complementa con la proyección de un mercado de la seguridad, que promueve en un combo, tanto la seguridad privada, sistemas panópticos informatizados, privatización de las prisiones, sistemas acusatorios, adelanto de la barrera punitiva en desmedro de un cúmulo de garantías que a la humanidad le ha costado ríos de sangre conseguir.
Los Estados Unidos de Norte América, viene difundiendo esta cultura e industria control. A la que se le agrega la implementación del management en los sistemas policiales, judiciales y carcelarios. Tales esquemas en su territorio los ha conducido a ostentar el más alto índice de prisionización del globo. Las estadísticas ponen de manifiesto las dimensiones de sus colonias penales, y el comercio de la seguridad que ello trae aparejado. Zaffaroni da cuenta de ello aseverando que “…A Mínimo Estado máxima prisionización. Es el discurso de las administraciones republicanas. No sé lo que va a hacer Obama. El índice de EEUU en los ´80 era de la media mundial. Desde Reagan comenzó a subir hasta la locura que tienen hoy. No van a poder sostener este sistema. El problema es económico. El sistema penal de EEUU nunca lo pudimos copiar por una razón de estructura económica. Si uno toma lo que pasa en Brasil que tiene un índice de prisiones preventivas ordenadas análogas al de EEUU, solo que no las puede cumplir. Tiene un número enorme de órdenes de captura que no lo puede cumplir. Ese anuncio del caos permanente es made in usa. EEUU no va a poder seguir con esto que ha hecho, hasta ahora lo pudo hacer porque no le interesaba su déficit fiscal. A partir de este momento no se si puede sostener un sistema penal macrocefálico como el que tiene donde pasó los 2 millones de presos el año pasado. El agigantamiento del sistema penal lo usa como variable respecto de la ocupación en el desempleo. Para tener 4 o 5 millones de personas controladas hay una demanda de servicios enorme. En una economía terciarizada basada en economía de servicios, es una variable para controlar el desempleo…”[51]
No es ni más ni menos que la construcción de la criminología de la intolerancia presagiada por Young que, mediante aquella huida al derecho penal, que ha encontrado eco en Europa a través de las elaboraciones teóricas del derecho penal del enemigo o el de tercera velocidad, para la formulación de un derecho penal paralelo para los “hostes”.
Es dable destacar que este discurso “populachesco”, o “americanismo cool” como lo denomina el Dr. Zaffaroni, encuentra espacios en nuestra sociedad. Que por los efectos propios de la globalización y sus consecuencias aparece como una sociedad posmoderna, fascinada por los estereotipos, que va consolidando una suerte de atavismo, a la hora de concebir el fenómeno criminal y las eventuales respuestas que solicita. Una sociedad que hace un culto a lo efímero, necesariamente busca respuestas rápidas. Esta necesidad es captada por los medios, que descontrolados, sacan rédito al traficar notas rojas. Explotando las emotivas y viscerales demandas de un pueblo desconcertado, que ha abandonado la racionalidad de aquel derecho liberal ante la crisis de verdad que le ha propuesto la posmodernidad. Ante ello los políticos de turno, aprovechan la oportunidad e intervienen con sus fines de neto corte electoral. Cosechando votos mediante su discurso vindicativo, plasmado luego en una legislación punitiva de emergencia, que ha entendido el juego de aprovechar las potencialidades simbólicas del castigo.
De ahí que resulte un claro ejemplo observar las respuestas preventivas, que han tomado estados como el de Suecia y aquellos que lo han emulado, o las tácticas en materia preventiva ideadas por Holanda. Ambas priorizan la prevención social en detrimento de las tácticas situacionales y/o comunitarias. O el ejemplo de Japón, que ha sabido conservar aquellas costumbres inveteradas, que a modo de “mores maiorum” les ha permitido mantener una tremenda reserva moral, que le confiere fortaleza y cohesión a sus sistemas de control informal. Pues estos han aprendido a capitalizar el dolor y entender que la cultura es esencialmente encuentro y resistencia.
No obstante, también es dable destacar que estos países, ostentan un sistema de distribución de la riqueza, de la educación, de la salud y del castigo. Que no se caracteriza por profundas brechas. De ahí que no necesiten de una expansión punitiva para paliar las consecuencias de un sistema injusto.
Esta caótica situación global, es el resultado de la planetarización del diseño neoliberal, pos moderno o “capitalismo salvaje”. Que en nuestro medio, sus efectos se potencian o doblemente agravan debido a que aun no hemos podido superar el caudillismo. Que nuestros dirigentes políticos todavía vienen a aprender, y nunca concretan mandatos sino meras pasantías. Lo que nos priva a nivel local de la calidad institucional que nos permitiría al menos afrontar con dignidad esta crisis.
En la Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad, el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, Premio Nobel de la Paz, como indicando el sendero, entre otras cosas señalaba “…Es grotesco el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI; es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día – y que gaste 13 veces más ($1.300.000.000.000) en armas y soldados. No puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas..”.
En este escenario tardomoderno, caracterizado principalmente por la desaparición de aquellos sólidos que nos recuerda Bauman, o por la caída de los grandes relatos. Insisto en que ante la imposibilidad de hincarse ante aquel Dios medieval o ante la Razón moderna, que tanto prometió y poco cumplió. Es necesario y urgente, encontrar un referente, y para ello nada mejor que asirse a ese baremo de derechos humanos que como humanidad en su conjunto hemos ido consiguiendo tras siglos de batallas y que nuestra Constitución ha receptado. 

Por Mario Omar Monsalvo


[1] Artículo de James Q Wilson y George L. Kelling. Publicado en 1982 en Estados Unidos or The Atlantic Monthly Review.

[2] Wilson y Kelling. Crawford, Adam: Crime Prevention and Community Safety. Politics, Policies and Practices, Longman, Harlow, 1998. P. 30 y ss.

[3] (Kelling 1987:90). En Crawford, Adam. Op. Cit.

[4] Diario Página 12. 22.04.2007. Entrevista realizada al Dr. Marcelo Saín. Quien manifiesta que “…Lo primero que diseñaron (Rudolph) Giuliani y sus especialistas fue la depuración (policial). El concepto tolerancia cero es tolerancia cero al abuso o corrupción policial”

[5] Wacquant, Loik. Las cárceles de la miseria. Edit. Manantial SRL. Bs. As. 2000. Pág31

[6] Crawford, Adam: Crime Prevention and Community Safety. Politics, Policies and Practices, Longman, Harlow, 1998. P. 30 y ss

[7] “…Semanalmente, los comisarios barriales se reúnen en el cuartel general de la policía neoyorquina para realizar una sesión ritual de evaluación colectiva de los resultados de su sector y avergonzar a quienes no exhiben la baja prevista de los índices delictivos…” Wacquant, Loik. Opp. Cit. Pág. 30

[8] Wacquant, Loik. Las cárceles de la miseria. Edit. Manantial SRL. Bs. As. 2000. Pág. 31

[9] Daniel Burton-Rose, Dan Pens y Paul Wright (dirs.), The Celling of America: An Inside Look at the U. S. Prison Industry, Monroe (Maine), Common Courage Press, 1998, P. 102 y ss.

[10] La cantidad de asesinatos en Nueva York ya había caído a la mitad entre el pico de 1990 y 1994, de aproximadamente dos mil trescientos a menos de mil doscientos, y el descenso de los atentados contra la propiedad era del 25 por ciento. La misma baja abrupta de la criminalidad se observa en Canadá a partir de 1990, sin que sea posible imputarla a ninguna innovación policial. Wacquant, Loic. Op. Cit.

[11] Pelacchi, Adrián Juan. Tratado sobre la Seguridad Pública. Editorial Policial. Bs. As. Pág. 143 y ss.

[12] La metrópoli califoniana muestra una baja de la criminalidad idéntica a la de Nueva York, pero con un aumento de los efectivos policiales de sólo el seis por ciento.

[13] Levis y Dubner, Freakonomics. Ediciones Bs. As. 2007. Pág. 125 y ss.

[14] Pelacchi, Adrián Juan. Op. Cit.

[15] Crawford, Adam. Op. Cit. Cap. 4

[16] Ibíd.

[17] San Diego, que, en oposición a la "tolerancia cero" y los métodos agresivos de su demasiado famosa Unidad de Lucha contra los Delitos Callejeros, desarrolló la policía denominada "de cercanías", que pone el acento en la "resolución de los problemas" mediante la cooperación activa y regular con los residentes. Como resultado, la criminalidad descendió más significativamente en San Diego que en Nueva York (pese a que la ciudad californiana partió de un índice más bajo, y en consecuencia más difícil de doblegar), pero lo más importante es que la baja del delito estuvo acompañada por un reflujo de la cantidad de detenciones, una disminución de las denuncias y una nítida recuperación de la popularidad policía. Wacquant, Loic. Op. Cit.

[18] Según un estudio en curso de Alfred Blumstein, profesor de criminología de la Carnegie Mellon University de Pittsburgh, el índice de homicidios de Boston se redujo abruptamente de 14,7 por cien mil en 1991 a 3,5 por cien mil en 1998, o sea un 76 por ciento, contra un 70 por ciento en Nueva York (de 29,3 a 8,6 por cien mil), donde esa tasa sigue siendo casi tres veces más alta al final del período considerado. La disminución del índice de robos calificados también es levemente más fuerte en Boston (63 contra 60 por ciento). Ibíd.

[19] Baratta, Alessandro. Criminología y Sistema Penal. Editorial BDF. Montevideo. 2004. Pág. 216. La distancia entre los policías y los ciudadanos disminuye en la medida en que la policía se inserta en la comunidad, viene adiestrada y se autorrepresenta corno una instancia específica del sistema general de la protección de todos los derechos. No es una casualidad que el experimento de la "tolerancia cero" de Nueva York esté basado sobre todo en una reorganización radical de la policía, en sentido diametralmente opuesto al modelo de la "policía comunitaria": distancia de la población, extrema dureza y aislamiento en la función de "guerra a la criminalidad" respecto al contexto de la protección de los derechos, con una clara tendencia a limitaciones y violaciones de ellos y una fuerte dirección selectiva de la actividad de prevención ("situacional" y represiva) hacia los grupos de "alta concentración del riesgo", es decir, de los excluidos. 

[20] Hasta San Francisco exhibe una baja de la criminalidad más fuerte que Nueva York, pese a que puso en práctica una política policial que está en las antípodas de la de Giuliani y Bratton (Dan Macallair y Khaled Taqi-Eddin, Shattering "Broken Windows ": An Analysis of San Francisco's Alternative Crime Policies, San Francisco, The Justice Policy Institute, 1999).

[21] el enfoque bostoniano del "community policing" -que Rudolph Giuliani denigra abiertamente al compararlo con una variante del "trabajo social"- fue adoptado con éxito, entre otras, por Portland, Indianapolis, Memphis y New Haven. Estas ciudades comprendieron claramente que, en última instancia, la intransigencia policial neoyorquina no puede sostenerse, porque socava las relaciones entre la policía y los residentes de los barrios desheredados y segregados. En Randall Kennedy, Race, Crime and the Law, Nueva York, Pantheon, 1997.

[22] Pollard, Charles 1999 “Tolerancia Cero, ¿y mañana qué?”, en Milenio (Buenos Aires: Universidad Nacional de General San Martín) Año 2, Nº 3.

[24] Crawfor, Adam. Op. Cit

[25] la Unidad de Lucha contra los Delitos Callejeros, cuya divisa es "las calles nos pertenecen", detuvo en promedio a 16,3 negros por cada individuo acusado de un crimen o un delito, en comparación con 9,6 en el caso de los blancos. Wacquant, Loic. Op. Cit. Pág.35

[26] Ibíd.

[27] 1999. Homicidio de Amadou Diallo, un joven inmigrante guineano de 22 años que se encontraba, solo y tranquilo, en el vestíbulo de su edificio, y fue abatido mediante 41 disparos de revólver (de los cuales 19 dieron en el blanco) por cuatro policías, miembros de la "unidad de lucha contra los delitos callejeros" que buscaban a un presunto violador. Ibid.

[28] 1998. "caso Abner Louima", un inmigrante haitiano víctima de torturas sexuales en una delegación de policía de Manhattan el año anterior, desencadenó la más vasta campaña de desobediencia civil que hayan conocido los Estados Unidos desde hace muchos años. Durante dos meses se desarrollaron manifestaciones cotidianas frente a la oficina de la dirección de la policía municipal, en el transcurso de las cuales fueron arrestados, esposados y acusados de "perturbar el orden público" más de mil doscientos manifestantes pacíficos, entre ellos un centenar de funcionarios electos afroamericanos, locales y nacionales, incluido el ex alcalde David Dinkins, el presidente de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) y un grupo de policías negros jubilados. Ibid.

[29] las prácticas agresivas de esa brigada de choque de 380 hombres (casi todos blancos) que constituye la punta de lanza de la política de "tolerancia cero" se transforman en objeto de varias investigaciones administrativas y de dos instrucciones judiciales por parte de fiscales federales que los consideran sospechosos de efectuar arrestos "por portación de cara" (racial profiling) y escarnecer sistemáticamente los derechos constitucionales de aquellos que son sus objetivos. Según la National Urban League, en dos años, esta brigada, que se moviliza en autos sin identificación y actúa de civil, detuvo y registró en la calle a 45.000 personas por una mera sospecha basada en la ropa, el aspecto, el comportamiento y -antes que cualquier otro indicio- el color de la piel. Más de 37.000 de esos arrestos resultaron inmotivados y los cargos de la mitad de los 8.000 restantes fueron considerados nulos e inválidos por los tribunales, lo que deja un resto de apenas 4.000 detenciones justificadas una cada 11. Una investigación realizada por el diario New York Daily News sugiere que cerca del ochenta por ciento de los jóvenes negros y latinos de la ciudad fueron arrestados y registrados al menos una vez por las fuerzas del orden. Loic Wacquant, "De la 'terre promise' au ghetto: la 'Grande Migration' noire américaine, 1916-1930", en Actes de la recherche en sciences sociales, 99, septiembre de 1993, págs. 43-51 

[30] Baratta, Alessandro: "Entre la Política Social y la Política de Seguridad", en: El Cotidiano, México D.F., 1998. Page. 22 y ss 

[31] Crawford, Adam. Op. Cit. Cap. I

[32] Crawford, Adam. Op. Cit. Cap. III.

[33] Ibid.

[34] Ibíd.

[35] Ibíd.

[36] Máximo Sozzo. Cuadernos de Jurisprudencia y Doctrina Penal, Ad-Hoc, BsAs, N. 10, 2000

[37] Pegoraro, Juan: “Inseguridad Urbana y los Delitos de la Autoridad y el Poder”, en Sozzo, Máximo (Ed). Seguridad Urbana: Nuevos Problemas.

[38] Ibíd.

[39] Máximo Sozzo. Cuadernos de Jurisprudencia y Doctrina Penal, Ad-Hoc, BsAs, N. 10, 2000

[40] Aniyar de Castro, Lolita. Prevención, Participación ciudadana y Sentimiento de Inseguridad. Capitulo Criminológico, Vol. 27, N°2, Venezuela, Instituto de Criminología, LUZ, 1999. 

[41] Ibíd.

[42] Ibíd.

[43] los saberes que una época histórica considera verdaderos se imponen solo en la medida en que coincidan con los objetivos de los dispositivos de poder vigentes (en esa misma época). Además, estos saberes validan teóricamente las prácticas sociales que sustentan tales dispositivos constituyendo los imaginarios sociales que regulan los valores y las conductas de las personas. www.estherdiaz.com 

[44] los saberes que una época histórica considera verdaderos se imponen solo en la medida en que coincidan con los objetivos de los dispositivos de poder vigentes (en esa misma época). Además, estos saberes validan teóricamente las prácticas esta problemática considerando el éxito de determinados programas científicos o filosóficos en relación con las modalidades de poder que signan la época en las que tales programas obtienen credibilidad social y legitimación institucional. Estos programas – no casualmente – suelen servir de validación teórica a los dispositivos ejecutores de poder 

[45] Marcelo Saín. El Leviatán Azul. Pág. 16. Siglo XXI. Bs. As.

[46] Norberto R. Tavosnanska. Seguridad y política criminal. Ed. Cathedra. Bs. As.

[47] Alessandro Baratta. Criminología y Sistema Penal. Pág. 199. 2004 Julio César Faira - Editor

[48] Julio Pinto Compilador. Introducción a la Ciencia Política. P. 183. Eudeba. 1996. Bs. As.

[49] No implica la aplicación rigurosa de todas las leyes, lo que sería no sólo imposible sino intolerable, sino que se trata de la aplicación de la ley en forma muy discriminatoria contra grupos específicos de personas en ciertas zonas simbólicas. ¿Dónde está la "tolerancia cero" de los delitos de cuello blanco, de las estafas comerciales, de la contaminación ambiental ilegal y de las violaciones a las normas que protegen la salud y la seguridad? 

[50] Rivera Beiras, Iñaki Observatori del Sistema Penal i els Drets Humans, Universitat de Barcelona. 2005.Pág..120 “…Serie de principios basados en la prevención especial positiva (como doctrina de justificación de la pena privativa de libertad, basada en la aspiración correccionalista de resocializar a los autores de delitos) surge así la prohibición de la pena capital y de los trabajos forzados, el principio de legalidad en el cumplimiento de la pena (garantía ejecutiva) el control jurisdiccional de la ejecución penal penitenciaria (mediante la creación de los Jueces de Vigilancia y los de ejecución penal) y la posibilidad de permitir a los reclusos el disfrute de los llamados beneficios penitenciarios si reunían ciertos requisitos fundamentalmente de de buen comportamiento.

[51] Zaffaroni, Raúl. Entrevista realizada por la revista 2010 nro. 23. Diciembre de 2008.

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